A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

domingo, 6 de mayo de 2012

ENTERATE.

Madre (en el cine) hay más de una

Todas las madres dejan huella. Por sufridoras, picaronas, por su coraje, por ser diferentes o por su mala leche. Y el cine la ha representado a todas de una u otra manera. Ahí va nuestro homenaje para ellas en el Día de la Madre.

Madre (en el cine) hay más de una
Con mala baba, sufridoras, diferentes, sufridoras o picaronas. El cine ha representado a todos los tipos de madre que existen.

Si hay en España un realizador que ha explorado el universo materno desde su diván de director, ese es Pedro Almodóvar. En su filmografía nos ha regalado un variopinto gazpacho de madres en el que, incluso, ha incluido a su propia progenitora en breves y divertidas apariciones.

En su segunda película, Laberinto de pasiones, nos acercó a madres reales, ausentes y proyectos de madre; en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? se centró en las resignadas amas de casa que él tan bien conoce de su Calzada de Calatrava natal; y en Matador nos descubrió su cara menos amable (Julieta Serrano) y la más divertida (Chus Lampreave).

Su obsesión por la figura materna siguió en Tacones lejanos, Todo sobre mi madre, Volver y Los abrazos rotos, donde Blanca Portillo y Ángela Molina interpretan a sendas madres. Pero el manchego no es el único que ha buceado en aguas maternas.

Si quieren hacer un recorrido cinematográfico para celebrar el Día de la Madre, echen un vistazo a este catálogo de mamás que incluye desde madres tiernas hasta crueles asesinas.

Madres diferentes

Elastic Girl, la protagonista de Los increíbles, no es una mamá cualquiera. Ella es capaz de olvidar su sosa vida de civil para enfundarse de nuevo la capa de superheroína y estirarse hasta el infinito para proteger a sus tres hijos. En esta línea surrealista también se mueve Felicity Huffman en Transamerica, en la que encarna a un transexual operado cuya vida toma un giro inesperado al descubrir que cuando a ella todavía le crecía bigote tuvo un hijo, ahora convertido en un adolescente que vaga por las calles de Nueva York. En Alien resurrección Jean-Pierre Jeunet resucitó a la teniente Ellen Ripley (Sigourney Weaver), 200 años después de su muerte, mediante avanzadas técnicas de clonación. El único problema es que durante este complejo proceso, el ADN de Ripley se mezcló con el de la reina Alien. De ahí, su fuerza sobrenatural y su arrolladora masculinidad, unos atributos que no le impidieron dar a luz a un híbrido xenomorfo humano al que finalmente matará para salvar a la humanidad.

Madres coraje

Hace medio siglo, Vittorio de Sica firmó una de las cintas más crudas del neorrealismo tardío italiano, Dos mujeres, con una Sophia Loren en estado de gracia que ganó un Oscar por encarnar a una madre que pelea por salir adelante junto a su hija, librando su propia batalla contra el miedo, la penuria, el hambre y el atropello de su dignidad. En el año 2000, Lars von Trier y Steven Soderbergh también nos conmovieron con dos mamás muy diferentes. El primero nos paralizó en la butaca con Bailar en la oscuridad, donde una madre casi ciega (Björk) se pone a cantar en los momentos más dramáticos de su penosa vida; y el segundo le permitió a Julia Roberts hacerse con su única estatuilla dorada gracias a Erin Brockovich, una madre con desparpajo y mucha humanidad que consigue ganar una demanda contra una mega corporación norteamericana. En Kill Bill la Mamba negra (Uma Thurman) busca a su hija tras cinco años en coma, con un trozo de metal en su cabeza y el deseo de venganza en su corazón. Ken Loach y Clint Eastwood se basaron en dos madres reales para dar forma a Ladybird, Ladybird, en la que una mujer lucha con uñas y dientes para que la burocracia estatal no le quite a sus cuatro hijos; y a El intercambio, donde una madre soltera (Angelina Jolie), que pierde a su hijo y se niega a reconocer a otro como tal, es torturada en una institución psiquiátrica.

Madres sufridoras

En la primera película norteamericana de Roman Polanski, La semilla del diablo, el cineasta de origen polaco consiguió aterrorizar a la platea gracias la efectista máxima de sugerir antes que mostrar y al soberbio trabajo de Mia Farrow, que consigue transmitirnos el desasosiego de una futura madre que sospecha que lo que lleva en el vientre no es muy humano. En 1999 Almodóvar rizó el rizo en Todo sobre mi madre, en la que Cecilia Roth es una madre en busca del padre del hijo que acaba de perder en un accidente y que resulta ser un transexual. Ese mismo año el realizador sevillano Benito Zambrano rindió tributo a la generación doliente de la posguerra, y en especial a la figura de la madre, en su ópera prima Solas. De diez es el careo interpretativo de María Galiana (la abuela de Cuéntame cómo pasó) y Ana Fernández. En Magnolias de acero se orquestaba una emotiva historia de mujeres sureñas, reunidas en torno a una boda, con una soberbia Sally Field en el papel de madre en permanente sufrimiento por la diabetes de su hija (Julia Roberts). Unos años más tarde, Field volvió a conmovernos en Forrest Gump, en la que aleccionaba a su peculiar hijo con reflexiones de sabiduría popular («La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar»).

Madres con mala baba

La madre más perturbadora del cine siempre ha estado muerta. O semimuerta, si tenemos en cuenta que revivía cada vez que su hijo, Norman Bates (Anthony Perkins), se colocaba su vestido y su peluca en un gesto de sometimiento a una madre que durante su infancia lo martirizó con sentimientos de culpa. Para dar forma a Psicosis, Hitchcock adaptó la novela de Robert Bloch, inspirada en un verdadero asesino, Ed Gein, que mató y se comió a cuatro mujeres entre 1954 y 1957. Brian de Palma también se sirvió de la literatura de Stephen King para su filme Carrie, en el que Piper Laurie encarna a una madre enfermiza, cuyo afán religioso le lleva a maltratar a su hija Carrie (Sissy Spacek). En Viernes 13, la actriz Betsy Palmer se mete en la piel de una madre psicópata que se encuentra detrás de los misteriosos asesinatos cometidos en un campamento de verano, donde hace años murió ahogado su hijo Jason. Este año también hemos asistido a un máster de lo que nunca debería hacer una madre en Precious, en la que la actriz y presentadora MoNique abandona su habitual registro cómico para convertirse en una madre egoísta y maltratadora que pretende hundir a su hija Clareece en la ciénaga donde ella misma se encuentra.

Madres picaronas

En 1967 Mike Nichols nos sirvió un cóctel agridulce de sexo, egoísmo materno e inocencia, endulzado con las pegadizas canciones de Simon & Garfunkel, en El graduado, donde la Señora Robinson (Anne Bancroft), una mujer madura, atractiva y alcoholizada, seduce a un imberbe Dustin Hoffman. Cuatro décadas después, Julianne Moore era la que seducía a su propio hijo para intentar encontrar lo que no halló en su marido en la irregular Savage Grace, que contó con triunvirato español a cargo de Belén Rueda, Elena Anaya y Unax Ugalde. En clave mucho más bonachona, Mamma mía! nos descubrió la cara más pilla de Meryl Streep, que se movió con soltura en el papel de madre hippie con serias dudas sobre la identidad del padre de su hija Sophie (Amanda Seyfried). En su curriculum, la sexagenaria actriz puede demostrar que es especialista en madres en películas como Kramer contra Kramer o La decisión de Sophie.

No hay comentarios: