A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

miércoles, 22 de febrero de 2012

ENTERATE

La historia detrás de la foto del año


Foto de Samuel Aranda

Esta fotografía del español Samuel Aranda resultó ganadora del primer premio de la más reciente edición del World Press Photo. Y a partir de allí desencadenó muchas columnas de análisis y debate.

Es una fotografía poderosa, tanto en términos de contenido como de estética. La pose se ha relacionado con la Pietà de Miguel Ángel. El estilo renacentista de la luz la eleva a algo más que una imagen para ilustrar una noticia. Definitivamente, tiene valor artístico.

Fue una de las 100.000 imágenes que participaron este año en la World Press Photo y sigue los pasos de otros ganadores de naturaleza similar, incluyendo la foto de Georges Merillon en 1990 y la de Hocine en 1997. Ambas tienen una calidad de composición similar y reflejan momentos de gran emoción.

Las secuelas del conflicto o la pérdida han sido retratadas abundantemente a través de los últimos años, y las fotos de Merillon parecen haber sido un punto de inflexión.

"Recuerdo ese momento, recuerdo el momento en que lo abracé porque pensé que se estaba muriendo. Estaba llorando, pero no estaba llorando porque estuviera triste, lloraba porque había encontrado a mi hijo y no estaba muerto aún."

Fatima al Qaws

Antes, las fotografías ganadoras tendían a ser sobre momentos dramáticos, fotografías impactantes de muertos. Aquel fue seguramente el primer año en que la estética de la imagen tuvo un rol importante en su impacto.

A primera vista es fácil asumir que esta es una madre o una esposa abrazando a alguien amado al que han matado. Estamos acostumbrados a tales imágenes, esas que algunas veces hacen que la fotografía sea acusada de simplemente ubicar un personaje mudo dentro de un marco. Pero, ¿dónde está la voz del sujeto?

En este caso, tenemos eso. Mathew Bannister, del programa Outlook de la BBC, rastreó y encontró a la mujer en la fotografía y habló con ella sobre el momento.

Su nombre es Fatima al Qaws y aparece en la fotografía con su hijo, Zayed, quien había sido herido mientras participaba en una protesta antigubernamental en Sanaa, la capital de Yemen.

Estas son sus palabras.

La historia de Fátima en sus propias palabras

"En aquel día, 15 de octubre de 2011, había protestas y los manifestantes fueron atacados. Sabía que algo había pasado porque había un corte de electricidad. Siempre estoy preocupada porque mi hijo siempre iba a protestas, iba todo el tiempo. Como había sido herido anteriormente me fui al hospital.

Protestas en Yemen

Fátima encontró a su hijo Zayed en el hospital.

Miré entre la gente muerta y entre los que estaban lastimados. Fui varias veces y finalmente lo encontré en una pequeña sala no muy lejos de la mezquita. Tenía dificultades para respirar y sabía que estaba sofocado por el gas lacrimógeno que habían tirado. Entonces lo tomé en mis brazos y lo sostuve. No sabía que le había pasado. Como ya había sido herido anteriormente estaba muy preocupada.

No era consciente de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, mi preocupación era mi hijo. Puede que haya habido gente a mi alrededor pero sólo me importaba mi hijo. Estaba realmente triste, pero al mismo tiempo pensaba que mi hijo se había convertido en un mártir como todos los otros mártires de Yemen, todo los jóvenes que habían caído.

Al principio no sabía nada sobre la foto que habían tomado. Pero recibí una llamada de mi hermana en los Emiratos Árabes Unidos. Me dijo que su hijo había visto al foto y que creía que se trataba de Zayed y de mí misma.

No le creí al principio, especialmente porque era una mujer con velo y entonces nadie podía saber. Pero después lo vi en Facebook y algunos amigos y gente joven que estaban usando Facebook me enviaron las fotos a mi celular. Así es como me enteré.

Recuerdo ese momento, recuerdo el momento en que lo abracé porque pensé que se estaba muriendo. Estaba llorando, pero no estaba llorando porque estuviera triste, lloraba porque había encontrado a mi hijo y no estaba muerto aún.

La gente me pregunta: '¿Estabas llorando debajo del velo, estabas llorando cuando viste a tu hijo?' Estaba feliz de que seguía con vida y podía ser salvado.

Me hace sentir muy feliz ver esta foto, ver que también ha ganado un premio tan prestigioso. Me hace sentir orgullosa. Orgullosa de ser una mujer, orgullosa de ser una madre, y orgullosa de ser yemení. Estoy muy orgullosa de que esta foto esté dando vueltas alrededor del mundo y de que mucha gente la haya visto.

Especialmente me hace más feliz que gente occidental haya elegido esa foto. Sería una sorpresa que el fotógrafo viniese a Yemen y pudiera conocerlo. Le agradecería por habernos hecho conocidos en el mundo, especialmente a las mujeres de Yemen".

El hijo

"Cuando vi la foto me retrotrajo a ese día", agrega su hijo Zayed. "Me hace feliz, pero recuerdo lo que pasó ese día, porque la foto lo explica todo, el amor de madre y el hijo herido y qué pasó ese día en Yemen".

"Por supuesto que iré a manifestaciones porque nada ha cambiado, la corrupción está ahí."

Zayed, hijo de Fatima

"Por supuesto que iré a manifestaciones porque nada ha cambiado, la corrupción está ahí", deja en claro.

Como sucede con todas las fotografías existen muchas voces, muchas lecturas y no hay una verdad absoluta.

En línea con ganadores anteriores, esta foto da en el blanco en términos de lenguaje de fotoperiodismo, y es parte de un patrimonio occidental que llega hasta el nacimiento de las cámaras más pequeñas.

Si bien esa no es la historia completa, es una pequeña representación de algo que ha sucedido. Combinada con las palabras de aquellos en la foto, Fatima al Qaws y su hijo Zayed, nuestra lectura cambia y su fuerza crece.

La fotografía es una herramienta poderosa y a menudo tiene una gran carga en sus espaldas. Después de todo es sólo menos de un segundo visto a través de un pequeño agujero. Pero sólo algunas veces llega una fotografía que puede cargar con esa carga.

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