A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

viernes, 1 de abril de 2011

ENTERATE



Meme Solís: recuento anual en Miami

.'He tenido la suerte, sin buscarla, de que mi música se escuche en grandes voces'. Meme Solís y su grupo vocal.

Si alguien en el mundo del espectáculo en Cuba no necesita presentación, ése es Meme Solís. Sus conciertos cada año en Miami son un acontecimiento esperado por sus seguidores, que ya incluyen a varias generaciones.


Ya en 2008 celebraba en el Dade County Auditorium de Miami su cincuenta aniversario sobre las tablas, en compañía de Isaac Delgado, Xiomara Laugart y otros artistas. Entre los compositores cubanos es hoy por hoy un clásico: nuestro Agustín Lara o nuestro Cole Porter.


Un año antes del concierto por su cincuenta aniversario, Meme colaboró haciendo música en la película Feel the noise, la primera que exalta a los latinos en Nueva York, producida por Jennifer López.


Además ha realizado cuatro shows off Broadway: Nostalgia Tropical, Serenata Antillana, Cuba Libre y Havana Under the Sea. A principios de 2010 el programa de la TV Cubana "Tiempos de recordar", conducido por Zenaida Romeu, y con la participación de Farah María, Héctor Téllez, Miguel Ángel Piña y Jorge Luis Rojas, le dedicó un insólito homenaje a Los Meme, cuarteto de éxito rotundo en los años 60 en Cuba.


Meme Solís.Este 30 de abril a las 8:00 pm y el 1 de mayo a las 4:00 pm, Meme Solís se dará cita con su público en el Teatro Manuel Artime, acompañado de Mirta Medina, Gema y Pável, los hermanos Miguel Ángel y Francisco (Pancho) Céspedes, Malena Burke y el Grupo Vocal del Meme Solís.


Será el momento de presentar su último trabajo discográfico: Recuento. ¿Qué recuerdos guardas de Mayajigua, Sancti Spíritus, tu pueblo natal en Cuba? Hermosos recuerdos pues, aunque solo viví ahí los primeros 4 años de mi vida, fueron muy felices, rodeado de toda mi familia.


Más tarde, cuando volvía de vacaciones a la casa de mis tíos, disfrutaba montar a caballo y remar en los botes del balneario San José del Lago. Un recuerdo inolvidable era el único hotel y restaurant que existía en Mayajigua, propiedad de mis padres.


¿Cuándo comenzaste tus estudios musicales? Cuando cumplí cuatro años nos mudamos a Santa Clara.


Ahí con un piano que le compraron a mi hermana mayor comenzó mi química con ese instrumento e inmediatamente empecé a tocar de oído, hasta que me escuchó Rita Chapú, la mejor profesora de piano de la ciudad que tenía su propia academia, la más importante de Santa Clara.


A los seis años comencé mis estudios completos de piano, los cuales terminé al cumplir los trece. ¿Dónde debutaste y con quién?


Poco antes de terminar mis estudios de piano, llegó a Santa Clara, para actuar en el espectáculo Cuba Canta y Baila, Olga Guillot, una de las más importantes cantantes de Cuba. Bobby Collazo, que era su pianista acompañante, tenía que venir de La Habana y por algún motivo se retrasó su llegada.


Se aparecieron en mi casa el administrador del Hotel y Teatro Cloris, y el periodista Oscar Iborra, a buscarme para ver si yo me atrevía a acompañar a la Guillot.


Dije que sí. Muerto de miedo me presenté ante aquella mujer de personalidad tan imponente a la que admiraba. Ella me entregó veinte partituras y me preguntó: "¿Bebe, tú estás seguro de que puedes acompañarme?". Yo conocía todo su repertorio.


Me senté al piano y en menos de veinte minutos teníamos todo montado y ensayado, ante su asombro. Para mis adentros pensé: "Tengo que dar lo mejor de mí, pues estoy seguro que aquí va a comenzar mi carrera". Y efectivamente fue así. Olga Guillot marcó mi nacimiento como artista y se quedó en mi vida para siempre. Junto a Elena Burke, en el Club 21, en el Vedado.


¿Cuándo te trasladas a La Habana? Mientras acompañaba a la Guillot, otro gran cantante cubano, Fernando Albuerne, que estaba en el mismo show, me observaba con mucha admiración sin yo saberlo. Gracias a él y a Olga fue que me ilusioné y me trasladé a La Habana en el año 1958 en busca de trabajo y oportunidades.


Tuve mucha suerte (pues siempre el talento tiene que ir acompañado de ella) y debuté como pianista acompañante de Fernando Albuerne, que fue el que primero me dio la mano en el Salón Caribe, del Hotel Habana Hilton, donde compartí con grandes figuras en el mismo show como La Lupe. Trabajando en el Hilton tuve el placer de que me presentaran a Sarita Montiel, que acababa de llegar a La Habana con su éxito cinematográfico El último cuplé.


Años más tarde, he tenido el honor de tenerla como público en mis conciertos.


¿Qué sentiste al convertirte enseguida en acompañante de grandes estrellas de la


canción cubana? La sensación más hermosa, pues a pesar de que La Habana en 1958 era una cantera de artistas hechos y salientes, tuve la oportunidad, debido a la ayuda de personas como el Sr. Fernando Albuerne y a mi calidad como pianista, de acompañar a los mejores artistas nacionales e internacionales de aquella época. Amo en especial el disco que hiciste tan joven con Elena Burke.


¿Qué representó para ti?


Elena Burke representó para mí una de las cosas más importantes en mi carrera y de mi vida. Cuando ella se enteró de que yo estaba en La Habana (ya todos me conocían por los comentarios que Olga había hecho a su regreso de Santa Clara), inmediatamente Elena, que trabajaba en el Club 21, le pidió a su dueño, Raúl González Jerez, que quería que yo la acompañara. Así que nos citamos para ensayar en la CMQ y desde el primer momento fuimos una pareja musical que revolucionó a La Habana nocturna.


Enseguida vino el famoso disco del que tú hablas (mi primer disco), producido por Guillermo Álvarez Guedes para su firma Gema. Y te puedo contar que es uno de mis discos más queridos.


Con Elena ha sido con la cantante que más aprendí. Acompañarla a ella y acompañarla bien no era nada fácil, por eso nuestra admiración y cariño mutuo duró hasta el último día de su vida Tu programa 'A solas contigo' en Radio Progreso te dio fama nacional. ¿Cómo lo recuerdas hoy? El cuarteto, con Moraima Secada.


"A solas contigo", producido por Celestino García, marcó una época en la radio de Cuba. Lo fundamos Elena Burke, Luis García y yo. Luego, al marcharse del país Luis, solo quedamos Elena, yo y mi cuarteto.



Tiempo después renuncié yo y quedó Elena por algún tiempo. Los amantes de la buena música y de ese estilo de descarga se mantuvieron fieles durante ocho años de lunes a viernes a las 10 de la noche por Radio Progreso.


Hoy en día hay grabados dos discos de coleccionistas en Estados Unidos con Luis García, Malena Burke, hija de Elena y excelente cantante, y yo. Con el Cuarteto de Meme Solís incorporaste en sus inicios a la gran Moraima Secada.


¿Qué tiempo estuvo contigo? Estando en el Club 21 me tocó la difícil tarea de acompañar durante un año al cuarteto D'Aida, pues Aida Diestro, su directora, se enfermó y sólo confiaba en mí para este trabajo.


Todo ello sin dejar de trabajar con Elena, que ya era solista. A la salida de Moraima de Las D'Aida me siguió rondando la idea de hacer un cuarteto mixto y la cantante mujer ideal para el mismo fue Moraima.


Ella estaba feliz y estuvimos cuatro años juntos triunfando en la radio, la televisión, los teatros y cabarets. Continuamente hicimos giras por toda la Isla. Moraima es otro de mis grandes cariños. Aquí en Madrid logré saludarte con Farah María en la plaza del bar La Joya de Oro, que llevaba mi amigo William Valladares.


Háblame del resto de los componentes y los cambios vocales que hiciste. Los Meme: Meme Solís, Miguel Ángel Piña, Héctor Téllez y Farah María.Yo conocía a Farah María. Trabajamos juntos en el show La Caperucita se divierte, uno de los más fabulosos en La Habana de los sesenta.


Ella sólo era modelo en ese show y yo estaba con mi cuarteto con Moraima. Aunque todavía Farah no cantaba, ya yo la había escuchado pues siempre que faltaba la vedette principal, Andrea María, Joaquín Riviera, que era el director del show, me pedía que probara a alguna de las modelos para ver quién podía hacer la sustitución.


Y, como es lógico, Farah era la única que cantaba bien. Entonces, a la salida de Moraima del cuarteto, en la primera en quien pensé fue en Farah y lo demás es historia. Fue un verdadero acierto. El cuarteto tomó con ella un cambio también de repertorio e imagen en general.


Hubo diferentes integrantes hombres desde que se fundó el cuarteto, Wilfredo Riquelme, Ernesto Marín, Raúl Acosta, Bobby Jiménez, Enrique Rodi, Miguel Ángel Piña y Héctor Téllez.


¿Actualmente sabes de ellos? La mayoría continúa viviendo en Cuba. Otros, como en el caso de Farah María, en España. Bobby Jiménez en Bélgica y Ernesto Marín en Miami. Con todos mantengo una buena amistad. ¿Por qué abandonas Cuba?


Apenas unos pocos años después de haber triunfado ese régimen opresor que se instaló en mi país, nació en mí el deseo de abandonar Cuba. Comencé a darme cuenta de que yo nunca tendría cabida allí, en ese sistema que poco a poco fue acabando con un paraíso llamado Cuba, y que yo tuve la suerte de conocer.


Sumergido en la gran cantidad de trabajo y en mi familia, el tiempo fue pasando, y al ver las autoridades que no me subía a su tren comenzaron a cerrarme poco a poco, hasta que un buen día dije:


"Se acabó, me voy de aquí". Sin saber que no me dejarían marchar hasta dieciocho años después. ¿Cómo viviste esos años de espera de la salida y cuándo lo lograste? Gracias a mi familia, a mis padres, que fueron mis robles.


Ese gobierno nunca me perdonó que yo, siendo el artista más popular de esa década, les dijera que no quería formar parte de su harén. Nunca más se me permitió trabajar como artista, ni que se cantaran mis canciones. Me mandaron a trabajar a una fábrica de cartón.


A embalar cajas con flejes de hierro, con la esperanza de que me cortara las manos y no pudiera tocar nunca más el piano. Muchos de mis compañeros se retiraron de mi vida por miedo a ser señalados, y otros porque se integraron a esa locura.


Muy pocos se quedaron a mi lado como Moraima Secada, Elena Burke y Rosita Fornés. Y sobre todo el pueblo de Cuba, que nunca me ha olvidado a pesar de mi ausencia forzada. ¿Por qué te radicaste primero en España?


Me voy a España en el año 1987 porque es el país que me acoge como exiliado político, además de tener la ciudadanía española por mi padre, que era asturiano.


Tras muchos años de gestiones internacionales por muchos lugares, se logró que el presidente Felipe González incluyera mi nombre en una lista que llevó en su primer viaje a Cuba, pidiendo la salida de algunas personas que habíamos estado retenidas por grandes diferencias políticas con el gobierno castrista.


¿Cuándo te mudas a Estados Unidos? Me traslado a Estados Unidos en 1988, tratando de reunificar a toda mi familia.


Además había sido contratado por la emisora Radio Martí, haciendo un show que se emitiría semanalmente, que duró por casi diez años y que se trasmitía directamente hacia Cuba, además de un contrato para presentarme en mi primer gran concierto en Estados Unidos más una gira nacional.


Si tienes tu público más fiel en Miami, ¿por qué vives en Nueva York? Nueva York me cautivó desde la primera vez que fui a trabajar. Vivo allá desde hace veintidós años.


Es una ciudad de la que se aprende algo con solo dar un paseo. Nueva York me permite alejarme un poco de los lugares en donde más me conocen o soy popular.


De esta manera hago que me extrañen: no estar al alcance todo el tiempo me deja en la posición de novedad cada vez que llego. Me gusta ser aire fresco, sorpresa. ¿Qué recuerdos guardas de Josephine Baker, invitada en 1966 a la Conferencia Tricontinental convocada por el Che Guevara? Josephine llegó a Cuba en su segunda visita. Ella se hospedaba en el Hotel Hilton, ya convertido en el Habana Libre.


Los Meme nos presentábamos en el bar El Patio del mismo hotel. Todos los participantes pasaban por allí, incluida la Baker. Se planeó un espectáculo en el Teatro García Lorca y las figuras escogidas fuimos Bola de Nieve y El Cuarteto de Meme Solís.


Este espectáculo duró un mes a lleno total. La Baker se plantaba noche tras noche entre bastidores para mirar la actuación del Cuarteto de Meme Solís. ¡Qué grandeza de artista! Lo mismo hacíamos nosotros, ya que con cada función esta mujer nos daba lecciones de profesionalismo y compañerismo. Supe por Lola Flores cuánto te estimaba. Siempre he admirado a Lola.


La primera vez que la vi fue en Santa Clara. Años más tarde, al llegar a Madrid, me encontraba tramitando mis papeles y ella salía del lugar. Al fin pudimos conocernos en el homenaje que se le dio a Olga Guillot en Miami por sus 50 años de carrera, en el que ambos trabajamos. Recuerdo que me dijo:


"Sonríe siempre como lo haces, que tu sonrisa conquista". Admiro mucho también a Carmen Flores y creo que España está en deuda con esta maravillosa cantante. ¿Con qué otros artistas de renombre internacional has actuado o han cantado tus canciones? He tenido la suerte, sin buscarla, de que mi música se escuche en grandes voces.


No soy un compositor que me impongo a los intérpretes. Dejo que mi música sea descubierta por ellos y que vengan a mí cuando quieran interpretarla o grabarla. Así ha ocurrido con Olga Guillot, Elena Burke, Rosita Fornés, Libertad Lamarque, Luis García, Maggie Carlés, Malena Burke, Omara Portuondo, Pablo Milanés, María Martha Serralima, Argelia Fragoso, Mirtha Medina, Paquito D`Rivera, Zenaida Manfugás, Xiomara Laugart y muchos más. También he tenido la suerte de hacer música para el cine americano.


¿Tienes idea de cuántas canciones has compuesto? He compuesto alrededor de trescientas obras, incluyendo algunas piezas clásicas para piano, música para cine, teatro y cabaret. No compongo por encargo, solo por inspiración cuando llega. ¿Tu canción 'Otro amanecer' es el himno de tu vida?


Es un privilegio para cualquier creador tener un himno. En mi caso tengo varios, pero mi sello es Otro Amanecer, una canción pequeña pero con un ángel inexplicable. No puedo dejar de hacerla en ningún sitio a donde voy. La reciben en cualquier forma que la haga, aún sin conocerla.


Es mi talismán de la suerte. ¿Cuándo comenzaron tus conciertos anuales en Miami? Mi primera presentación es la ciudad de Miami fue el 9 de julio de 1989 en el Dade County Auditorium.


Fue un reencuentro entre varias generaciones de las que fui ídolo, más los que no me conocían porque habían emigrado antes de mi éxito, pero que habían escuchado de mí y de mis largos dieciocho años de espera para salir de Cuba. Fue un reconocimiento a tantos años de silencio impuesto por un gobierno totalitario que nos ha tocado vivir a los cubanos.


¿Qué significa ese rencuentro anual con la ciudad que tiene tu mayor club de fans? Más que un club de fans son varias generaciones que siempre me han seguido, sumando las nuevas que se han unido a mi trayectoria artística y que he sabido conquistar. No me quedo en la nostalgia ni en los recuerdos. Miro y escucho lo que me conviene y lo que tiene la calidad que mi arte requiere.


Cada año convoco a artistas nuevos y los presento en mis conciertos, los llevo dentro de su estilo a mi mundo y yo me salpico del suyo. Me renuevo cada día pero siempre con cosas de calidad. No acepto la música mediocre aunque sea populista. Massiel te conoció en el Festival de Varadero —ella es fan absoluta de Elena Burke y Bola de Nieve—.


En España los interpretes, siguiendo el ejemplo de Antonio Machín, Elsa Baeza, Lucrecia, Leonor Zayas —de origen cubano—, los ya fallecidos Bambino, José Sepúlveda, Juanito Segarra, Gloria Lasso hasta los actuales Martirio, Diego El Cigala, Pasión Vega, Clara Montes, Sara Montiel, Moncho, Dyango, Mayte Martín, María Dolores Pradera, Luz Casal, Tamara, Lolita, Rosario y hasta Plácido Domingo, entre otros muchos, siguen cultivando el bolero.


En Canarias, Los Sabandeños y José Vélez. He descubierto por su padre que hasta Estrella Morente tiene una abuela cubana, y hasta Alaska —de madre cubana.


¿No te gustaría tener una presentación anual en España? Conocí a Massiel en el Primer Festival Internacional de la Canción de Varadero 67. Después de eso nunca más hemos coincidido, aunque siempre que estoy en Madrid me hospedo en casa de unos amigos, casi hermanos, que son vecinos de ella en la calle Chinchilla.


Ojalá algún día nos encontremos pues se dé su admiración por la (buena) música cubana. Conozco que todos esos intérpretes que mencionas son amantes del bolero y las descargas.


Cada vez que me contratan me presento en España junto a Farah María. Hemos trabajado en Cádiz, Badajoz, Puerto de Santa María, en el Festival de Jeréz de la Frontera y en Madrid.


Ojalá los medios de comunicación en España abrieran sus canales a los artistas anticomunistas y exiliados políticos que vivimos regados por todo el mundo, y recuerden que los cubanos hemos tenido una represión más larga y cruel que la que sufrieron ellos con Franco.


ENTERATE.



Los Beatles tienen un club estatal en La Habana .

Forma parte de la 'estrategia cultural' del Gobierno, dicen sus responsables.



Cuatro décadas después de que su música fuera marginada en los medios cubanos (todos bajo control del régimen), y sus seguidores acusados de "diversionismo ideológico", Los Beatles tienen un club en La Habana, el Submarino Amarillo, reporta la AFP.


El local, con el nombre del clásico Yellow Submarine, está ubicado en el sótano de un edificio del Vedado, a 25 metros de la estatua de John Lennon, develada en 2000 por Fidel Castro.


Según su gerente, Yosmany Groeiro, el club abrió sus puertas "como un centro especializado en la música de Los Beatles y el rock y el pop de los años sesenta", como parte de una estrategia del Ministerio de Cultura de diversificar su propuesta cultural, con precios asequibles a los cubanos.


"Es un lugar para todo el que quiera venir a abrir su nostalgia. La Habana necesitaba hace muchos años un lugar como éste", porque "los amantes de Los Beatles no tenían a dónde ir", comentó a la AFP Ernesto Juan Castellanos, de 48 años y uno de los directores artísticos del centro nocturno.


A la derecha de la entrada al recinto, recibe a los visitantes una enorme foto de Lennon, Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison. Algunas canciones del grupo están estampadas en las paredes. Caricaturas del Cuarteto de Liverpool, ilustraciones de sus temas y una barra decorada con las portadas de sus 18 discos originales completan el diseño del centro, que no tiene pista de baile.


El Submarino Amarillo es como "un hijo", pero sobre todo un centro cultural estatal para "promocionar su legado de paz, amor y amistad", dice Castellanos, autor de cuatro libros sobre el grupo y, según la AFP, estudioso de la época de "incomprensión" que sufrió la música del cuarteto en Cuba, entre los años sesenta y setenta, cuando el régimen la consideraba contraria a su línea ideológica y estigmatizaba a sus seguidores.


"Tenemos ideado hacer encuentros teóricos", comentó el director, quien entre 1996 y 1999 organizó en La Habana coloquios sobre el grupo, que no pudo continuar por "falta de apoyo" oficial.


El público que está llegando al club, abierto de martes a domingo desde la tarde y hasta la madrugada, rebasa cada día la capacidad, de 104 personas, dijo Castellanos. En el Submarino Amarillo está prohibido fumar y el reggaeton.


Además, las agrupaciones musicales invitadas deben tocar un 50 por ciento de música de Los Beatles. "Aquí pasaron de ser prohibidos a ser obligatorios", afirmó Castellanos.