A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

jueves, 3 de julio de 2008

POETAS INOLVIDABLES.


JOSE ANGEL BUESA.
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José Angel Buesa nació el 2 de septiembre de 1910. En Cruces, ciudad de la antigua provincia de Las villas, ahora Cienfuegos, Cuba.

Su precocidad lo lleva a incursionar en la poesía a los 7 años de edad, que es cuando empieza a escribir sus primeros versos. Al llegar a la adolescencia, marcha a Cienfuegos a continuar sus estudios en el Colegio de los Hermanos Maristas.
La gente, los cañaverales, y todo el medio ambiente de Cienfuegos, ejerce un embrujo en el alma del poeta y este empieza a plasmar en sus versos la magia destelleante del paisaje que lo rodea. Aun joven, deja a Cienfuegos para irse a trabajar a la Habana, donde la rutina de su empleo le da tiempo para tomar parte activa en los grupos literarios existentes en aquel entonces.

Por ese entonces empieza a publicar sus libros, Sus principales obras son: La fuga de las horas (1932), Misas paganas (1933), Babel (1936), Canto final (1936), Oasis, Hyacinthus, Prometeo, La Vejez de Don Juan, Odas por la Victoria y Muerte Diaria (todas de 1943), Cantos de Proteo (1944),
Lamentaciones de Proteo, Canciones de Adán (ambas de 1947), Poemas en la Arena, Alegría de Proteo (ambas de 1948), Nuevo Oasis y Poeta Enamorado (1949).Buesa se ve obligado a abandonar cuba para empezar una peregrinacion por varios paises, España, Islas Canarias El Salvador, y Santo Domingo Republica Dominicana donde muere en 1982.
Ella no fue, entre todas, la más bella,
pero me dio el amor más hondo y largo
.Otras me amaron más;
y, sin embargo,a ninguna la quise como a ella.
Acaso fue porque la amé de lejos,
como una estrella desde mi ventana...
Y la estrella que brilla más lejananos
parece que tiene más reflejos.
Tuve su amor como una cosa ajena
como una playa cada vez más sola,
que únicamente guarda
de la olauna humedad de sal sobre la arena.
Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,
como el agua en cántaro sediento,
como un perfume que se fue en el viento
y que vuelve en el viento todavía
.Me penetró su sed insatisfecha
como un arado sobre llanura,
abriendo en su fugaz desgarradurala
esperanza feliz de la cosecha.
Ella fue lo cercano en lo remoto
,pero llenaba todo lo vacío,
como el viento en las velas del navío,
como la luz en el espejo roto.
Por eso aún pienso en la mujer aquella,
la que me dio el amor más hondo y largo...
Nunca fue mía.
No era la más bella.
Otras me amaron más...
Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

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