Estiércol de gallinas para impulsar la economía china
En las afueras de Pekín
se encuentra una granja enorme que alberga a tres millones de gallinas
en una serie de edificios con techos rojos.
Las aves viven en pisos de jaulas, apilados unos sobre otros, desde el suelo al techo.
Pero los animales también producen cada día 212
toneladas de estiércol, lo que impregna todo el lugar de un hedor
característico e intenso.
Las grandes cantidades de excremento no son
vistas como un problema por los administradores de la granja, sino como
una gran oportunidad.
Fuentes nuevas
El estiércol es conducido por un sistema de
bandas o correas transportadoras a una planta procesadora que extrae del
abono gas metano para generar electricidad, que es vendida luego a la
red nacional.
El sobrante de estiércol es utilizado además en la elaboración de fertilizante.
Proyectos como éste son de gran importancia,
según Pan Wenzhi, vicepresidente de la Compañía de Tecnología Agrícola
Deqingyuan, que opera la granja.
"Somos un país en desarrollo, pero nuestras
reservas de carbón y gas se agotarán en las próximas décadas. Es muy
importante para China explotar nuevas fuentes de energía", señaló
Wenzhi.
Deqingyuan planea abrir varias plantas similares
en diferentes puntos del país. A través de su producción de biogás, la
granja es un ejemplo de esta búsqueda de un modelo de desarrollo más
sostenible para la economía china.
"Desarrollo sostenible"
China es el mayor consumidor de energía y el
mayor emisor de gases de invernadero y su colaboración es esencial para
combatir el cambio climático a nivel global.
Actualmente, el 70% de la demanda energética en
China es satisfecha mediante el uso de carbón. El auge económico y el
ritmo acelerado de crecimiento de la economía han causado enormes
perjuicios al medio ambiente.
El gobierno anunció planes para reducir su
dependencia de los combustibles fósiles. Las autoridades señalaron que
para 2020, el 15% de las necesidades energéticas del país serán
cubiertas con fuentes renovables como energía solar o represas hidroeléctricas.
Sin embargo, muchas ONGs señalan que el gobierno
debe hacer más. "Proteger el medio ambiente no es simplemente controlar
la contaminación", dijo Yu Jie, de la oficina china de la organización The Nature Conservancy.
"Esa protección debe ser parte del programa de crecimiento económico. Sólo entonces tendremos un desarrollo sostenible".
Sin embargo, por ahora, la prioridad para las
autoridades es la economía. Y el dilema que enfrentan está ilustrado por
una familia que vive cerca de la gran granja avícola.
He Fujing, de 39 años, su esposa y su hija viven
una vida sencilla. Usan el gas metano producido en la granja para
cocinar los vegetales que cultivan en su jardín.
Pero He, un agricultor, sueña con tener un auto y
un apartamento en la ciudad. Al mismo tiempo, le preocupa el impacto de
la contaminación en su hija de seis años.
"Me preocupa la calidad del agua aquí. Todos
quieren que sus hijos sean saludables, pero es el gobierno el que debe
encargarse de este tema".
China es aún un país en desarrollo y las
autoridades aseguran que debe mejorar la calidad de vida de la
población. Pero cada vez más, es el medio ambiente el que está pagando
un alto costo.
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