Sobrevivir al cáncer de pulmón
El desarrollo de terapias a la carta convertirá el tumor pulmonar en una enfermedad crónica en diez años
El tumor más temido también
es vulnerable. Los avances clínicos de los últimos diez años permiten
pensar que el cáncer de pulmón se convertirá en una enfermedad crónica
en la próxima década. El uso de fármacos cada vez más sofisticados,
adaptados a las necesidades específicas de cada paciente, ha permitido
comenzar a cambiar el panorama de esta patología de manera radical. Sólo
unos pocos enfermos se benefician, de momento, de las ventajas de las terapias biológicas y
no todos ellos logran los mismos beneficios para su salud. Los
profesionales que trabajan en la lucha contra el cáncer están
convencidos, sin embargo, de que se respiran por fin tiempos de cambio
en el tratamiento de esta enfermedad.
«No nos vamos a engañar.
Hablamos de una patología seria y de terapias que todavía llegan a un
número limitado de pacientes, pero hemos dado un salto de gigante. Hace veinte años no podíamos hacer nada por ellos y ahora
se habla cada vez más de que es posible convertir también ésta en una
enfermedad crónica. Estamos, sin duda, en el comienzo de una nueva era».
Así de tajante se muestra el jefe del servicio de Oncología Clínica del
hospital de Cruces, Guillermo López Vivanco, que participó ayer en el primer Encuentro con Expertos de la Salud de EL CORREO,
que reunió en las instalaciones del periódico a un grupo de
especialistas, encabezado por el consejero de Sanidad, Rafael Bengoa. La
sesión, con el título genérico de 'Cáncer de pulmón, un reto global',
abordó cuestiones diversas, desde la necesidad de lograr un diagnóstico
más temprano hasta la opinión de los pacientes sobre los tratamientos.
El de pulmón, el tumor que más vidas se cobra cada año,
es un cáncer difícil de diagnosticar por lo complicado que puede
resultar para un afectado darse cuenta de que padece un problema tan grave. Tos, dificultades para respirar,
quizás un dolor en el pecho, cansancio y pérdida de peso no son señales
que resulten extrañas a un fumador. Ni a alguien que no lo sea. «No da
síntomas y los que da se pueden confundir fácilmente con un simple
catarro. Es una enfermedad difícil de ver
no sólo para el paciente, sino también para el médico de Atención
Primaria», argumenta el especialista Alejo Cassinello, director médico
del departamento de Oncología de laboratorios Lilly, patrocinador de la
jornada. Más información en elcorreo.com
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