A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

domingo, 21 de diciembre de 2008

MUSEOS VATICANOS


La creación de Adán de Miguel Ángel, en la Bóveda de la Capilla Sixtina, con el Creador a punto de tocarlo con un dedo para darle la vida.




Vista del patio de la Piña, de los Museos Vaticanos.


Los Museos Vaticanos desde la Basílica de San Pedro
Galeria de Mapas
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Los Museos Vaticanos están formados por las obras de arte con acceso al público y esculturas en la Ciudad del Vaticano, los cuales muestran obras de una extensa colección de la Iglesia Católica Romana.

Su base fundacional fue la colección privada de Julio II, que fue elegido papa en el año 1503; más tarde otros papas han ido aumentando las extensas colecciones de que constan estos museos. Este conjunto museístico se compone de diferentes edificios de museos temáticos, edificios pontificios, galerías, monumentos y jardines.


A este conjunto de edificios también pertenece la Biblioteca Vaticana, una de la mejores del mundo.[2


Origen


El origen de los museos vaticanos se configuró a partir de las obras de arte que de manera privada tenía el cardenal Giuliano della Rovere, que cuando fue escogido papa en 1503, con el nombre de Julio II, trasladó su colección al patio del Palacio Belvedere de Inocencio VIII en un gran jardín que se adornó con algunas esculturas, hoy conocido bajo el nombre de Patio Octógono: el Apolo de Belvedere, la Venus Feliz, el Río Nilo, el Río Tíber, la Ariadna dormida y el grupo de Laocoonte y sus hijos, escultura encontrada el 14 de enero de 1506 en la Domus Aurea de Nerón, en la colina romana del Esquilino;[3] , fue el arquitecto Giuliano da Sangallo el que identificó la escultura que la adquirió el papa Julio II.

Se construyeron nuevos edificios y también pasadizos junto con galerías para unirlos con otros, anteriormente edificados; con el paso del tiempo y el acceso al poder de nuevos papas, se fueron desarrollando y ampliando hasta formar los actuales museos.


Los fondos de arte también fueron creciendo gracias a la tradición de las grandes familias italianas de formar colecciones, ya que estas familias eran las que tenían entre sus miembros cardenales que llegaban al pontificado.


Por otro lado, las colecciones de obras de arte se enriquecieron y aumentaron gracias a todos los tesoros de las catacumbas romanas, las obras de la Basílica de San Pedro y de las de San Juan de Letrán, así como de todas las excavaciones arqueológicas realizadas en suelo romano, ya que los terrenos donde está situada la Ciudad del Vaticano, fueron ocupados por los etruscos y posteriormente por el Imperio Romano en tiempos de Augusto.

En esta zona llamada Jardines de Nerón sufrió martirio san Pedro, y Constantino I el Grande, después de su conversión al cristianismo, hizo construir una basílica hacia el año 326.


Creación de los Museos Vaticanos

La gran etapa constructiva del Vaticano se inició en 1447 con el papa Nicolás V que encargó al arquitecto Bernardo Rossellino el diseño de la nueva basílica de San Pedro y al pintor Fra Angelico la decoración de la capilla Nicolina; fue el fundador de la Biblioteca Vaticana. Sixto IV, en 1471, hizo construir una nueva capilla, la Sixtina, con la decoración pictórica de diversos artistas, entre ellos Sandro Botticelli y Pietro Perugino.

En el antiguo palacio de Inocencio VIII, se construyó como acceso a las plantas superiores, desde un extremo del jardín de Belvedere, una rampa helicoidal diseñada por Donato Bramante, que la realizó en la época de Julio II ( hacia el 1505), con un punto de fuga único en la parte superior entre las columnas que son sucesivamente dóricas, jónicas y corintias, con una forma cilíndrica vacía, que van perdiendo grueso y aceleran la sensación de acceso.[4] El papa Benedicto XIV en el año 1740, reorganizó las nuevas salas de los museos Sacro y Profano así como el gabinete de Medallas.


Se crearon después los museos Pio-Clementino, proyectado por los papas Clemente XIV y su sucesor Pio VI durante la época de sus papados, comprendida entre los años 1769 y 1799.[5]


La ilustración y los descubrimientos arqueológicos de Johann Joachim Winckelmann, nombrado conservador de las antigüedades romanas y bibliotecario del Vaticano en 1756,[6] dieron como resultado un gran impulso para la exposición de las grandes colecciones que poseía el Vaticano; a partir de entonces y sin interrupción se hicieron trabajos de catalogación para la exposición pública de sus fondos.


El siguiente papa, Pio VII, en 1800 encargó a Antonio Canova la organización del museo que lleva su nombre: Museo Chiaramonti, creando la primera sección de la pinacoteca. Fue en 1837 cuando Gregorio XVI inauguró el Museo Gregoriano Etrusco; poco después se fundó el Museo Gregoriano Egipcio (1839). Se fundó también en el Palacio de Letrán el Museo Gregoriano Profano (1844).


A partir de 1870, con el fin del Estado Pontificio, se reorganizó la exposición de las obras de arte en la Iglesia Católica y se tomaron nuevas medidas para afrontar los siguientes años, hasta que pasados 60 años comenzó a haber cambios significativos.

Las escaleras de Giuseppe Momo, dan salida a los Museos Vaticanos.


Pío XI en 1932 abrió la Pinacoteca, en la que expuso cuadros sustraídos por Napoleón con el Tratado de Tolentino (1797) y devueltos a raíz del Congreso de Viena (1815) y otras obras de la colección del Vaticano. Se fundó además el museo Misionero-Etnológico (Pío XI, 1927).


Unas décadas después se trasladaron al Vaticano las antiguas colecciones lateranenses: los museos Gregoriano Profano y Pío Cristiano (1970) y el Museo Misionero-Etnológico (1973),con los nuevos criterios de renovación del Concilio Vaticano II, en 1973, se fundó la colección de Arte Religioso Moderno bajo el pontificado de Pablo VI así como también el Museo de las Carrozas.[7]


También se reorganizaron los museos Gregoriano Egipcio (1989, 2000) y gregoriano Etrusco (1992, 1994, 1996). En esta reorganización se puede también incluir la creación del Museo Histórico, que posteriormente sería dividido en 1985, teniendo su sede en el Palacio de Letrán.


En febrero del año 2000 se inauguró la entrada monumental, en el fuerte norte de las murallas vaticanas, cerca de la antigua entrada realizada en 1932 por Giuseppe Momo con una escalera de caracol en rampa, cuya balaustrada fue diseñada por Antonio Maraini y que actualmente sirve de salida del museo.

Biblioteca Vaticana

Cubierta de marfil del Codex Aureus de Lorsch.

El Rollo de Josué, un ejemplar manuscrito probablemente del siglo X, expuesto en el Salón Sixtino.


Artículo principal: Biblioteca Vaticana


Fue fundada por Nicolás V (1447-1455), gran amante del arte, con estudios de teología y arte realizados en Bolonia. Este papa inició una gran etapa de renovación.


Para la Biblioteca Vaticana compró un gran número de manuscritos, que se añadieron a los que se habían reunido anteriormente; se encargó la organización a Bartolomeo Platina, quien elaboró el primer catálogo en el año 1481.[8]

El papa Sixto V, en 1587, encargó al arquitecto Domenico Fontana la construcción de un nuevo edificio.

La biblioteca custodia unos 75.000 manuscritos y más de 1.100.000 libros, de los cuales 8.000 son incunables.[9]

Obras representativas

Codex Vaticanus, uno de los manuscritos más antiguos de la Biblia griega.



Codex Aureus de Lorsch, evangelio miniado de la época de Carlomagno.



Cancionero de la Biblioteca Vaticana, uno de los tres cancioneros que recogen las cántigas de la poesía medieval galaicoportuguesa.



Se ha incorporado el Salón Sixtino, dedicado principalmente a exponer ejemplares bibliográficos como los códices de Virgilio y el Rollo de Josué, entre otros.

La biblioteca permanece cerrada al público desde el año 2007 por obras de restauración, con una duración prevista de unos tres años.[11]

Museo Sacro

Como era habitual antiguamente en las bibliotecas, además de libros se conservaban otros objetos de colección, en este Museo Sacro se exponen obras de arte menor medieval, como el Díptico de Rambona del siglo IX. Este museo fue un proyecto del papa Benedicto XIV (1740-1758), según reza en una inscripción que se puede leer en la entrada:

Para acrecentar el esplendor de la Urbe y testimoniar la verdad de la religión mediante los monumentos sagrados de los cristianos.

Benedicto XIV

Museo Profano

Benedicto XIV dispuso de una nueva sala para la colección de arte profano, con el objetivo de reunir las obras menores de la Antigüedad, tal como había hecho con las de arte sacro. La colección consta de importantes pinturas romanas del siglo I como las Bodas Aldobrandinas, copia romana de principios del Imperio de un original griego del pintor Etión,[12] y unos frescos con relatos de La Odisea.

Gabinete de Medallas

Como los anteriores, esta colección procede de la Biblioteca Vaticana y contiene más de 100.000 piezas, divididas entre las monedas romanas y las pontificias, siendo una de las más extensas que se conocen dentro de su especialidad.

Museo Pío-Clementino

Torso de Belvedere, pieza neoática (siglo I a. C.); en la inscripción del pedestal se lee: "Hecho por Apolonio, hijo de Nestor, ateniense".

Detalle del Apoxiomenos, copia romana del original griego del escultor Lisipo.

Fue el primer museo vaticano, fundado por el papa Clemente XIV en 1771. A cargo de los arquitectos: Alessandro Dori (fallecido en 1772), Michelangelo Simonetti y más tarde por Camporesi.

Originalmente contenía obras del Renacimiento y antigüedades clásicas. Tras la muerte de Clemente XIV, el museo y su colección fueron ampliados por el papa Pío VI (1775 -1799).

Pio VI se encargó de construir una entrada, el atrio de las Cuatro Cancelas, desde el cual se accedía subiendo por la escalera Simonetti hasta la Sala en forma de Cruz Griega, por donde se accedía a la Sala Redonda, después la Sala de las Musas, la Sala de los Animales y por último al antiguo Patio de las Estatuas del Belvedere, ahora llamado Patio

Octógono. El recorrido actualmente "obligado" es en sentido contrario, desde el Vestíbulo Cuadrado hasta la Sala I (Sala en forma de Cruz Griega).[14]

Fue en el año 1797 cuando las obras maestras del museo fueron llevadas a París según el Tratado de Tolentino. Estas regresarían al museo entre las fechas 4 de enero y 11 de agosto de 1816, según la orden del Congreso de Viena, ya durante el papado de Pío VII.[15]

Tras la muerte de Pío VI, se le dio su nombre actual, por haber aumentado considerablemente el número de obras de arte que este museo contenía, a pesar de haber perdido las obras maestras como consecuencia del Tratado de Tolentino.

Durante el papado de Pablo VI el museo volvió a tener cambios (durante los años 1972-75) con la colocación de algunas obras de distinta forma para facilitar las visitas de los turistas, se instaló además (también en el resto del Vaticano) un sistema de vigilancia televisivo y de telecomunicaciones. No recibiría en el futuro grandes cambios que afectasen significativamente al número de obras.

Este museo muestra esculturas romanas y griegas en las doce salas que dispone, así como en el Patio Octógono. El origen de buena parte de las esculturas se debe a la colección privada del papa Julio II, que hasta final del siglo XVIII se mantuvo en los jardines del palacio de Belvedere.



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