A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

lunes, 19 de diciembre de 2011

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Suiza tiene escenarios de ópera de primer nivel



El cantante Rubén Amoretti celebra este domingo sus 20 años de carrera en el mundo lírico.

Suiza tiene escenarios de ópera de primer nivel




El bajo barítono, nacido en Burgos y formado entre Ginebra y Neuchâtel, es una presencia habitual de la vida cultural, tanto en España como en Suiza.

Llega a un popular bar del centro de Neuchâtel acompañado de su esposa mexicana y su pequeño hijo. A pesar de estar en plenos ensayos, el cantante español encuentra un momento para hablar de su carrera.

Una carrera iniciada hace 20 años en Estados Unidos, donde Amoretti se encontraba realizando estudios en Indiana. “Mi debut real, en un teatro, fue en noviembre de 1991 con I Pagliacci (Leoncavallo) en la Ópera de Bloomington”, rememora el cantante.

De Burgos a Suiza

El camino que trae a Rubén Amoretti a Suiza comienza en su Burgos natal, cuando un profesor visitante despierta en el joven artista el deseo de perfeccionar su técnica en Neuchâtel. “Y es que en esa época había aquí un par de grandes profesores de piano, voz y violín que atraían estudiantes internacionales”, explica.

Y aquí sigue. Pues incluso en una ciudad pequeña como Neuchâtel, Rubén Amoretti colabora a menudo con el Théâtre du Passage, que dirige el actor Robert Bouvier. “Cada año producimos una ópera, lo que es casi increíble.

En una ciudad de menos de 50.000 habitantes nos damos el lujo de hacer montajes de óperas como Don Carlo de Verdi”, valora el cantante burgalés.
“Suiza es uno de los pocos sitios donde no se vive la crisis. De hecho, en un país de apenas siete millones de habitantes nos encontramos con teatros de ópera de primer nivel mundial, como Zúrich, Lausana o Ginebra.
Y un dato curioso: los suizos van más a la ópera que los españoles al cine”, precisa asombrado.

Aunque vive en Suiza, el popular bajo mantiene un contacto permanente con su país de origen. “En los últimos tres años, gracias a mi nuevo agente, comienzo a trabajar mucho en España”, comenta. “Y lo notable es que a pesar de la grave crisis que atraviesa el país, la gente se esfuerza por mantener viva la cultura y la calidad de los espectáculos no decae. La ópera tiene su público. Eso es un hecho innegable”.

A Rubén Amoretti no le asustan los experimentos musicales o las exploraciones en terrenos más populares. “No me molesta en absoluto y puede ser interesante, siempre que el artista esté capacitado para abordar el género popular y se respeten los estilos y los géneros musicales. No siempre es el caso. Pero, personalmente, prefiero llevar al público al teatro y no el teatro a la calle”.

A lo largo de su dilatada carrera, ha interpretado múltiples papeles. “Me siento cómodo cantando desde Mozart hasta papeles del verismo, o sea de fin del siglo XIX. Tengo una voz grande, lírica, que me permite abordar un repertorio amplio que pasa por Verdi o Puccini”.

Actores, además de cantantes

Amoretti analiza su trabajo y explica que el cantante de hoy debe ser un actor más que competente. “Me fascinan el teatro y la interpretación”, afirma entusiasta, mientras recuerda que el público aprecia a los cantantes que actúan de forma convincente.

“¡Recuerde a María Callas! Como ve, no inventamos nada”, enfatiza antes de precisar que, “llegar a ser un buen actor requiere de un don natural combinado con una excelente formación. Pero aparte tengo la suerte de provenir de un universo cultural en el que me siento a gusto con las tablas, con el drama y la interpretación”.

La tendencia hoy es que cada vez más directores de escena en la ópera provienen del teatro. “Y ello hace que nos lleven al límite de lo que es posible hacer en un escenario. Tanto como actores que como cantantes”.
En el futuro próximo, Rubén Amoretti tiene una agenda cargada. En diciembre interpretará la ópera para niños Don Pasqualadino, en su Théâtre du Passage. Luego cantará Rigoletto en la Ópera de Jerez, antes de llegar a Madrid, donde se pondrá en la piel de El Gato Montés.

Y junto a su habitual compañero de batallas musicales Facundo Agudín, director de orquesta argentino instalado en Suiza, presentará la ópera Don Carlo en abril, en Neuchâtel, compartiendo escenario con el reconocido tenor mexicano Ramón Vargas.

Pero en lo inmediato, Rubén Amoretti celebrará su aniversario musical, este domingo, 11 de diciembre, rodeado de amigos en el Temple de Bas de Neuchâtel, a las 17 horas. El bajo propone a su público una selección de arias y duetos. En la primera parte cantará obras del repertorio clásico, y en la segunda se dedicará a su otra pasión.

“En efecto”, precisa Amoretti, “cantaré tangos y música latinoamericana. Desde boleros hasta mariachis. El espectáculo es también un pequeño homenaje a la ciudad de Neuchâtel donde vivo, y que me acogió con los brazos abiertos hace 22 años”. Para los posibles interesados, aún quedan entradas disponibles.

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