A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

lunes, 29 de septiembre de 2008

LITERATURA CUBANA



Cuba y Martí en el ojo de Pedro Ramón

Por León de la Hoz

Acaba de caer en mis manos un libro delicioso, divertido y alucinante, que a pesar de su título de tesis doctoral merece la pena ser abierto y disfrutado. Se trata de Cuba y Martí: en el ojo del huracán, de Pedro Ramón o más bien “Cuba y Martí en el ojo de Pedro Ramón”, que suena mejor y se ajusta adecuadamente a lo que el lector encontrará en las más de cien páginas por las que transcurre lo que pudiera ser parte de la historia de Cuba ilustrada por grandes pintores de todos los tiempos y teniendo como personaje principal nada más y nada menos que a José Martí.

El libro, perteneciente a la colección de arte de la editorial Betania, es un verdadero hallazgo y un aporte a la historia iconográfica del país.
No hace falta leer los trabajos que acompañan las obras (yo no lo he hecho) para descubrir que estamos ante la obra de artista que ha dado con un filón inédito de la plástica cubana, ya que ni Raúl Martínez con sus imaginería patriótica, ni los autores que en los ochenta desafiaron los paradigmas simbólicos de la patria como Tomas Esson, indagaron con tanta responsabilidad y al mismo tiempo desparpajo al símbolo de los símbolos cubanos: José Martí.

Para mí lo realmente trascendente, aunque no sea lo único meritorio, es la transmutación de la imagen de Martí a través de épocas, estilos y pintores.
Desde la portada en la que aparece transfigurado el cientos de veces parodiado “Caballero de la mano en pecho”, esta vez con la mano en la espada y un revólver en la mano, ya sabemos que asistiremos a una galería de imágenes que no nos dejará quietos.
Nuestras expectativas no quedarán defraudadas porque a lo largo del libro vamos asistiendo al quehacer de un artista al que su madre ha puesto PR pero que, sin embargo, es capaz de asumir el reto de ser otros sin perder su propia condición e identidad.
Y esa es la esencia de la calidad del trabajo de PR, él no es un copista, tampoco es un parodiador, es, en todo caso, un impostor genial que al apropiarse de cada imagen ajena deja su marca.

Confieso que nunca antes me había interesado y emocionado más la imagen de Martí.
El uso indiscriminado de la imagen del poeta, como otros tantos símbolos vaciados de contenido por la apropiación indebida de los metarrelatos políticos, de pronto PR le ha dado un nuevo sentido, añadiéndole una carga renovada a la recreación de obras que en sí mismas, al recrearlas, ya él las ha dotado de una autonomía descontextualiza.
No sé cómo un lector extranjero podrá ver las reinterpretaciones de las obras del Greco, Schiele o Dix, por ejemplo, pero sí sé lo que puede sentir un cubano al ver la figura desmitificada y reapropiada de Martí en las múltiples mutaciones que nos ofrece el pintor.

Aunque la mayoría de las obras de este libro —y creo que las mejores— están referidas y referenciadas a la deconstrucción de un símbolo, hay otras de carácter histórico donde la ironía e incluso el sarcasmo adquieren la personalidad del homenaje.
Ahí están las obras como “En mi jardín pastan los héroes”, cuyo título pedido prestado a Padilla, ya abre el mundo de las sugerencias e interpretaciones; véase también “El otoño del patriarca”, dedicada a la imagen de Fidel Castro con el rostro demacrado y la mirada torva.
Esa es otra de las cualidades de la obra que nos presenta PR: su capacidad para reactualizar tópicos de la historia nacional con una mirada que nos revela otras lecturas de las que podemos escoger una, que tal vez no sea la que hizo el autor.

Finalmente, cada una de las transfiguraciones de Martí es hermosa y me gustaría tenerla colgada en mi casa acompañando algún Ever Fonseca, Fabelo o Zaida.
No sé si la reproducción de las obras es tan buena como merecen los originales, pero de cualquier modo tener este libro en el salón de mi casa es un lujo que le agradezco a Pedro Ramón y a Betania, en definitiva los libros pueden ser también para eso: abrirlos y dejarlos para iluminar paredes.

Enviado a Conexión Cubana por Pedro Ramon Lopez Oliver

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