A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

martes, 23 de septiembre de 2008

LA POESIA EN CUBA


Ser poeta en Cuba
Tania Díaz Castro

En 1999 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, designó como Día Mundial de la Poesía el 21 de marzo, inicio de la primavera, con el objetivo de homenajear la actividad poética en el planeta, actividad que a lo largo de nuestra civilización ha contado con cientos de poetas muertos por sus ideas, desterrados o silenciados, principalmente bajo regímenes totalitarios. Recordemos a los grandes poetas rusos Alexandr Blok, Sergei Esenin y Vladímir Maiakovski, quienes se suicidaron, defraudados del comunismo soviético.

Cuba, a pesar de ser un pequeño y joven país, tiene una larga y triste historia con relación a sus poetas. En su época colonial, numerosos episodios dramáticos estuvieron vinculados con poetas esclavos como Juan Francisco Manzano, Manuel Roblejo y Juan Antonio Frías.
Este último murió en la manigua peleando por la independencia de Cuba e inspirado en nuestro poeta mayor, José Martí. Durante aquella guerra, Juan Clemente Zenea, autor de varios libros de poesía, fue fusilado en la fortaleza de la Cabaña, luego de varios meses de incomunicación.

Con el triunfo de la revolución cubana surgen lamentables acontecimientos cuyos protagonistas, en este caso poetas, ensombrecen el panorama de la nación y demuestran que sólo en libertad el hombre amante de la poesía es capaz de hacer su vida más humana. En la Isla, donde es tan difícil ser escritor –no olvidemos la máxima impuesta a los creadores:
Contra la Revolución nada, con la Revolución todo- se repiten aún tristes historias relacionadas con aquellos que piensan y hablan el lenguaje poético.
Muchos de los que han vivido largos años tras las rejas de una prisión por oponerse al régimen comunista, hoy viven en el exilio: me refiero a los escritores y poetas Armando Valladares, Ernesto Díaz Rodríguez, Jorge Valls, Ángel Cuadra, María Elena Cruz Varela y muchos otros.
En 1971 fue llevado al paredón de fusilamiento un joven y talentoso escritor cubano nombrado Nelson Rodríguez, autor de El regalo, libro de poesía publicado por Ediciones R en 1964 y elogiado en la prensa nacional por Virgilio Piñera y Oscar Hurtado. Gastón Baquero, Agustín Acosta, José Ángel Buesa, Heberto Padilla y Belkis Cuza Malé, así como Manuel Díaz Martínez, Antonio Conte, Raúl Rivero, Efraín Riverón, Manuel Vázquez Portal y otros, se vieron obligados a aceptar el destierro. Los poetas cubanos alejados de su familia y de su tierra natal son tantos que mencionarlos es casi imposible.
En estos años duros y difíciles, la poesía cubana no ha disfrutado de libertad. Muchos fueron los poetas condenados durante años al ostracismo. Mencionar a los más importantes es nuestro deber: Dulce María Loynaz, Carilda Oliver Labra, Francisco Riverón Hernández, César López, Pablo Armando Fernández, Virgilio Piñera, José Lezama Lima, Antón Arrufat, Lina de Feria y otros.
Actualmente muchos de aquellos marginados han bajado la cerviz o le hacen el juego a la dictadura. Ni siquiera Nicanor Parra tuvo suerte en Cuba; por escribir con la franqueza que lo caracteriza “Cuba sí, yankis también”, nunca más pudo visitarnos.
Tampoco Pablo Neruda. Recordemos que el 25 de julio de 1966 la mayoría parte de los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba firmó una carta cuestionando severamente al gran poeta chileno.
Tan fatal ha estado la poesía en Cuba que jamás se menciona el primer poema inspirado en Fidel Castro, escrito por Francisco Riverón Hernández el 2 de diciembre de 1956, titulado Gracias, Fidel. El que escribiera Carilda Oliver Labra meses después, estuvo más de 20 años sin mencionarse porque la autora estaba censurada.
Debo agregar por último, como poeta y cubana, que yo también fui torturada en 1990, encerrada en un calabozo tapiado de la Seguridad del Estado durante seis meses, por orden del jefe de estado de mi país. No encontró justo que yo luchara pacíficamente contra su régimen dictatorial.

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