A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

sábado, 21 de junio de 2014

ENTERATE

         Bosco, el perro que fue elegido alcalde

                                                   

Todo comenzó como una apuesta en un bar, como tantas otras que nacen tras una barra y unos cuantos tragos. Una noche de agosto de 1981, dos vecinos de la californiana población de Sunol  conocidos como ‘el honesto Paul Zeiss’ y ‘Wolf’ (de este último solo ha trascendido el mote que tenía) se encontraban enfrascados en una conversación sobre la necesidad de tener en la localidad la figura de un alcalde honorario y ésta acabó convirtiéndose en una discusión sobre quién de ellos dos conseguiría más votos en el hipotético caso de que se celebrasen unas elecciones municipales.
En el momento álgido del debate intervino Brad Leber, uno de los clientes del bar que estaban allí presentes, quien aprovechó para añadir más leña a la encendida conversación y no se le ocurrió otra cosa que decir a los presentes que, en unas elecciones, su perro Bosco conseguiría muchos  más votos que Zeiss y Wolf juntos.
Lo que parecía que iba a quedarse en una absurda discusión, provocada por el ambiente etílico de una noche veraniega de copas, acabó convirtiéndose en todo un reto personal, decidiendo mover todos los papeles necesarios para poner en marcha unas elecciones en las que escoger a un alcalde honorario y así medir los índices de popularidad de los dos vecinos y el perro.
Y así lo hicieron. Montaron sus pequeñas campañas electorales e intentaron convencer a sus convecinos de que eran los candidatos ideales para representarlos en los actos institucionales.
Brad Leber hizo lo propio con su perro Bosco, pegando carteles y repartiendo octavillas en los que se podía leer el lema ‘Un hueso en cada plato, un gato en cada árbol y una boca de incendios en cada esquina’.
Cabe destacar que Bosco era perro sumamente popular entre los ciudadanos de Sunol, ya que, a pesar de tener propietario, siempre andaba campando a sus anchas por la localidad, acompañando a los vecinos en sus trayectos por la calle y haciendo todo tipo de simpáticas carantoñas propias de un can a cambio de un hueso.
Tal y como debéis suponer e indica el título de este post, tras celebrarse las elecciones el perro Bosco resultó el ganador por una inmensa mayoría de votos.
A partir de aquel momento se convirtió en el primer alcalde honorario de la población de Sunol, ocupando el cargo hasta el momento de su fallecimiento en julio de 1994.
Evidentemente era un cargo testimonial, pero en todos los actos públicos que se celebraron a lo largo de los 13 años en los que Bosco fue el alcalde honorario allí estaba él, ataviado con una pajarita y un lazo que lo distinguía como máxima autoridad municipal.
Cuando Brad Leber tuvo que marcharse de Sunol por motivos personales llegó a un acuerdo con Tom Stillman, a quien le cedió la propiedad de Bosco, ya que nadie en la población quería que se lo llevase consigo.
Estatua de Bosco en Sunol (Wikimedia commons) 

Estatua de Bosco en Sunol (Wikimedia commons)El acto simbólico de tener en Sunol a Bosco como alcalde honorario no hubiese ido más allá si en 1989, seis años después de haber sido elegido, no se hubiese conocido la historia a nivel mundial a través de un artículo publicado en el diario chino The People’s Daily’ en el que se criticaba ferozmente el modelo político de los Estados unidos en los que se permitía a un perro presentarse a unas elecciones.
Dicho artículo era consecuencia de la polémica surgida en aquella época durante las protestas de la Plaza de Tiananmen, las cuales pusieron a China en el ojo del huracán de las críticas mundiales hacia la gestión política de este país.
Pero la mofa realizada hacia Sunol y Bosco desde el periódico chino tuvo un efecto contrario, dándole a la población y al can una popularidad que hizo que docenas de medios de comunicación se interesasen por ese peculiar alcalde.
Tras el fallecimiento de Bosco muchos son los homenajes que se le han realizado por haber colocado a Sunol en el mapa y convertido a esta pequeña comunidad en uno de los lugares donde acudían centenares de turistas en sus vacaciones.
En 2008 se colocó una estatua de bronce que es visitada a menudo por los vecinos de Sunol, quienes recuerdan con cariño al que fue su mejor y más fiel alcalde honorario.
Cabe destacar que el hecho de que la elección se realizase para escoger a un alcalde honorífico se debía  a que Sunol era una pequeña comunidad rural sin valor jurídico, en la que residía menos de un millar de habitantes, y que dependía administrativa y municipalmente del  condado de Alameda. La primera colonia se fundó a mediados del siglo XIX cuando el barcelonés Antonio María Suñol se instaló en el rancho El Valle de San José junto a su familia, tras su llegada a los EEUU en plena fiebre del oro.

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