A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

domingo, 25 de marzo de 2012

ENTERATE

Julia Roberts:

«Me inspiré en George Clooney para mi personaje»

La actriz le da un toque irónico a la madrastra de la nueva versión de «Blancanieves»


Una vez más Hollywood recurre a los clásicos de la literatura infantil, y lleva al cine una historia que se ha contado hasta la saciedad. Así, la nueva versión de Blancanieves, mítico cuento de los hermanos Grimm, llega con el subtítulo de «Mirror, Mirror» y con una gran estrella en su reparto, Julia Roberts, que acompaña a la debutante Lily Collins (hija del cantante Phil Collins) como la heroína de una fábula con princesas inocentes, reinas villanas, príncipes azules y siete hombrecillos viviendo en el bosque.

Hay que añadir que esta es la primera versión del cuento que Hollywood presenta este año, ya que dentro de unos meses aterrizará en las pantallas una segunda, más oscura y con Kristen Stewart y Charlize Theron dentro.

Nada que ver con el tono cómico y fantástico de ésta, dirigida por Tarsem Sighn («La celda», «Inmortals»), y que muestra a una Blancanieves heroica, líder de siete valientes y rebeldes enanitos que le ayudan a reclamar su derecho al trono, y también a conseguir al príncipe (Armie Hammer) en una mágica aventura llena de diversión, conflictos, amor y traición. Pero, como suele suceder, el papel más jugoso recae en el de villana, que la «novia de América» lleva a cabo con su encanto habitual, aunque con un poco de mala leche, porque no hay que olvidar que hablamos de la pérfida madrastra.

—En su carrera no abundan los personajes malvados, ¿se tomó su papel como un reto, un vehículo de lucimiento o incluso una asignatura pendiente?

—Más bien como un reto, aunque todos los buenos personajes lo son. Da igual que sea un papel alegre o retorcido, se trata de representar emociones con veracidad, y eso es lo que he hecho. Aunque he de reconocer que me lo he pasado en grande, hacer de mala siempre es divertido.

—¿En quien se inspiró para ser la madrastra?

—En George Clooney (risas). No sé por qué pero no dejaba de acordarme de George. Espero que no se enfade.

—Su personaje se aleja del arquetipo pérfido y le da un toque más irónico. ¿Cómo abordó este cambio de registro?

—Me imaginé que estaba en el recreo, ya que para todos los actores trabajar en esta película fue como volver al colegio. Además, el director sabía perfectamente cómo estructurar el cuento de los Grimm, así que solo tenía que dejarme llevar y disfrutar.

—¿Qué le parece que haya otra versión de Blancanieves rodada al mismo tiempo que la suya?

—En Hollywood siempre ocurre lo mismo, les gusta hacerlas de dos en dos, aunque nunca se habían estrenado en un margen tan estrecho de tiempo. Esta industria es competitiva hasta el extremo. Pero no nos preocupamos, son versiones diferentes: ellos tienen a un cazador que ha dado vida a Thor (Chris Hemsworth) y nosotros a Nathan Lane...

—Aprovechando que ya conoce desde dentro el mundo de los cuentos clásicos, ¿tiene algo que aportar sobre los príncipes encantados?

—Oh, nada nuevo. Yo ya tengo el mío, estoy bien servida (risas). Aunque mejor no divulgar mucho este tema, por si el príncipe se vuelve rana.

—¿A quién le gustaría hechizar con un truco de brujería?

—Anthony Hopkins es el primero que me viene a la mente. Es mi debilidad, y mi marido ya lo sabe (risas).

—¿Dice muchas veces eso de «espejito, espejito» al cabo del día?

—Solamente me miro por la mañana, cuando me cepillo los dientes. No invierto mucho tiempo en mi imagen. Todo el mundo que tiene hijos sabe que, una vez que empiezas el día, solo tienes horas para cuidar de ellos.

—Ahora que habla de la maternidad responsable, ¿qué valores trata usted de inculcar a sus hijos?

—Ni más ni menos que todo el amor que poseo. Siempre he creído que todos los niños que nacen son perfectos, así que es nuestra responsabilidad como padres protegerles, cuidarles, ayudarles y educarles sin que nos importe nada más en la vida. Como madre soy igual que cualquier otra: invierto toda mi energía en ellos.

—¿Cree que ha cambiado mucho la industria del cine desde que empezó hace casi 25 años?

—Ha cambiado totalmente. Las actrices jóvenes, desde mi punto de vista, se enfrentan a una carrera mucho más difícil a la nuestra, porque antes existía una progresión gradual de aprendizaje, y ahora todo va mucho más rápido: el éxito y el fracaso van de la mano y ocurre de forma inmediata. En alguna ocasión bromeaba con Lily diciéndole que no sabe lo que hace, sin esconderse de los medios y sin montar escándalos para llamar la atención (risas). El escrutinio público dentro de este mundillo se ha convertido en una locura.

—¿Alguna vez ha sentido deseos de dirigir o escribir?

—Cero, jamás me ha tentado ponerme detrás de las cámaras. Es un mundo muy diferente, y los directores tienen mucha gente a su alrededor haciéndoles preguntas. Prefiero quedarme con mi pequeño gremio.

—¿Y va a rodar «Agosto (Condado de Osage)» con Meryl Streep?

—Sí, es verdad, pero no voy a decir nada más por si las moscas (risas).

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