A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

jueves, 3 de julio de 2008

ESCRITORES INOLVIDABLES.




REYNALDO ARENAS.


Escritor cubano nacido cerca de Holguín (Aguas Claras), donde creció comiendo tierra junto a su abandonada madre y su abuela que orinaba de pie.
Empezó a escribir a los 13 años, aunque la llegada de la Revolución, a la que se sumó como guerrillero, retrasó su vocación hasta 1963, cuando ingresó en la Biblioteca Nacional y redactó Celestino antes del alba. Conoció y entabló amistad con Piñera y Lezama Lima.
Su libro El mundo alucinante fue prohibido por contrarrevolucionario, y a partir de ese momento y en adelante tuvo que esconder sus manuscritos. Otra vez el mar, que ocultó bajo tierra y en el tejado, fue hallado y destruido, pero lo rehizo tres veces.
El ambiente en Cuba se enrarecía: la campaña de la Zafra de los Diez Millones, en la que el escritor fue obligado a contribuir cortando caña en una plantación, y las torturas al poeta disidente Heberto Padilla fueron para Arenas síntomas de su arriesgada situación, que trató de paliar al casarse con la actriz Ingrávida González.
En 1973 lo detuvieron por contrarrevolucionario y traicionado en su huida por su amigo Coco Salá, fue conducido al cuartel de Miramar, desde donde trató de salir de la isla en un neumático.
Fracasó, como cuando quiso huir por Guantánamo, donde estuvo a punto de ser ametrallado.
Durante dos meses se refugió entre la vegetación del Parque Lenin, hasta que la policía lo encerró en el castillo del Morro: dos años entre palizas e intentos de suicidio.
Tras perder dos dientes, trabajar como forzado y confesar por escrito para evitar torturas, obtuvo la libertad.
En los cinco años siguientes asistió a las muertes de sus amigos Lezama Lima y Piñera, se enamoró del joven Lázaro Gómez y saqueó un convento para sobrevivir.
Hasta que se unió a los marielitos y falsificó a mano su pasaporte para convertirse en Reinaldo Arinas y eludir la lista de los que no podían salir del país.
En 1980 consiguió huir de Cuba y se trasladó a Miami. Muchos intelectuales le dieron la espalda, y aprendió que un exiliado sin dinero no era nadie. Arenas paseó 10 años su grito por Venezuela, Francia, Portugal, Suecia, Dinamarca y España.
En Estados Unidos, donde colaboró en la revista Mariel desde su fundación en 1983 hasta su cierre en 1987, acabó el repaso a su vida que había iniciado 17 años antes en el Parque Lenin. Reynaldo Arenas se suicidó el 7 de diciembre de 1990.
Ultima Luna
Por qué esta sensación de ir a buscarte
hacia donde
por mucho que vuele
no he de hallarte.
Qué terror sin tiempo ahora me impelea
por sobre tanto terror siempre evocarte.
No ha de encontrar sosiego nuestra pena
(que hallarlo sería comenzar otra condena)
y por lo mismo jamás cesaré de contemplarte.
Luna, una vez más aquí estoy detenido
en la encrucijada de múltiples espantos.
El pasado es todo lo perdido
y si del presente me levanto
es para ver que estoy herido
(y de muerte)
porque ya el futuro lo he vivido.
Ésa, indiscutiblemente,
ésa es la suerte
que por venir del infierno
a rostro.
Extraña amante
sólo me queda contemplar tu rostro
(que es el mío)
porque tú y yo somos un río
que recorre un páramo incesante,
circular e infinito:
un solo grito.

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