¿Cambiará la ley de armas en Estados Unidos?
Domingo, 16 de diciembre de 2012
El tiroteo en el colegio de
Connecticut horrizó a Estados Unidos. Pero ¿qué impacto, si tiene
alguno, tendrá en la legislación armamentística del país?
Incluso en una nación con un largo y familiar
historial de masacres con armas de fuego -Columbine, Virginia Tech,
Aurora, Jonesboro y muchos otros-, las muertes en la escuela elemental
Sandy Hook tienen un efecto impactante.
Veinte niños y seis adultos murieron. Un pistolero que irrumpió en la escuela les quitó la vida y terminó con la suya.
La tragedia reabrió el debate acerca de las
leyes sobre tenencia de armas de fuego en la nación y aquellos que
secundan una reforma han exigido mayores controles.
En números
Tras el tiroteo, un emotivo presidente Barack
Obama prometió "acciones significativas", añadiendo: "Como país hemos
pasado por esto muchas veces".
Según un estudio defundido en julio de 2012 por el portal Mother Jones,
de 62 asesinatos masivos llevados a cabo en Estados Unidos desde 1982,
tres cuartos de las 139 armas usadas por los responsables fueron
adquiridas legalmente. De ellas, más de 60 eran pistolas
semi-automáticas y más de 30 eran armas de asalto.
Pero en un país con un total de 300 millones de
armas estimadas, donde el derecho a portar armas se menciona en la
constitución, los defensores de mayores controles armamentísticos dudan
que el cambio esté próximo.
El apoyo público a una legislación más estricta
ha disminuido en años recientes, junto con los niveles generales de
crimen violento.
Esta es, en definitiva, una nación donde la
Asociación Nacional del Rifle (NRA) cuenta con más de cuatro millones de
miembros. Según Small Arms Survey, en 2007 habían 88,8 armas de fuego entre cada 100 estadounidenses.
Por otra parte, tanto la ley como la política
estadounidense se han estado alejando de los que apoyan mayores
controles, dice James Jacobs, director del Centro para Investigación en
Crímen y Justicia de la Universidad de Nueva York.
"Toda la política de los últimos 20 años ha sido dirigida a los defensores de los derechos de los dueños de armas", explicó.
Derecho por ley
La Corte Suprema decidió en 2008 que la segunda
enmienda de la constitución estadounidense dé a los ciudadanos el
derecho a poseer armas de fuego para uso personal, más que sólo para
proteger el derecho colectivo de los estados a mantener milicias.
La Cámara de Representantes está actualmente
controlada por el partido republicano, que tiene fuertes vínculos con la
NRA. El presidente republicano George W. Bush permitió que caducase una
prohibición de las armas de asalto en 2004.
Mientras tanto, reacciones contra políticos
demócratas que aprobaron leyes de control de armas en 1993 y 1994
asustan a los candidatos de la centro-izquierda a la hora de ser más
claros sobre el asunto, dice Kristin Goss de la Universidad de Duke.
"Los demócratas creen que no es un tema ganador", añade.
Como resultado, el derecho a portar armas fue
apenas un tema de debate durante las elecciones de 2012, aparte de
cuando el presidente Obama reafirmó su apoyo a la prohibición de las
armas de asalto en respuesta a una pregunta realizada durante uno de los
debates presidenciales.
Otros países han respondido a este tipo de masacres y tiroteos endureciendo las leyes que regulan la posesión de armas.
El acceso a las armas de fuego en países como
Reino Unido se limitó tras la masacre de Hungerford en 1987, y las armas
de fuego fueron efectivamente prohibidas tras el tiroteo de una escuela
en Dublane en 1996.
Australia ha introducido una nueva ley de armas después de la muerte a tiros de 35 personas en Port Arthur, Tasmania.
En Finlandia, que tiene una de las regulaciones
de armas más relajadas y que cuenta con un álto índice de posesión de
armas de fuego, se establecieron restricciones en permisos de armas
después de que un tiroteo en una escuela dejara un balance de 11
muertos.
Pero no todas estas atrocidades han
desencadenado la misma respuesta. En Noruega, donde las restricciones de
armas ya eran fuertes, no se endurecieron las leyes de armas después de
los ataques perpetrados por Anders Behring Breivik en 2011.
Obstáculos
Ciertamente, en Estados Unidos, los tiroteos
anteriores (hubo 13 ataques de este tipo en 2012, según The Washington
Post) no han logrado que se produjese ningún cambio.
La escala y naturaleza de la masacre de
Connecticut, sin embargo, puso al control de armas de nuevo en la
agenda, de un modo que otras tragedias no lo hicieron.
Masacres en Estados Unidos
- 1984: James Oliver Huberty mata a tiros a 21 personas en un McDonalds en California.
- 1986: el cartero Pat Sherill mata a 14 personas en una oficina de correos de Oklahoma.
- 1991: George Hennard mata a 23 personas en una cafetería de Texas.
- 1999: dos estudiantes del instituto de Columbine matan a 13 personas y hieren a 20 antes de suicidarse.
- 2007: un estudiante mata a 32 personas y hiere a docenas en la Universidad tecnológica de Virginia.
- 2009: 13 personas mueren en un tiroteo masivo en la base militar de Ford Hood en Texas.
- 2012: James Holmes mata a 12 personas y hiere a 58 en un cine en Aurora, Colorado.
Asimismo, los liberales esperan que el nuevo
mandato del presidente, tras su reelección, le dé mayor confianza para
hablar del asunto.
Aunque no imposible, todavía queda lejana una
nueva legislación sobre la tenencia de armas, opina Robert Spitzer,
profesor de la Universidad estatal de Nueva York y autor de 'Políticas
de control de armas'.
"La gente está realmente impactada por esto",
añade. "Obama está en posición de ejercer algún liderazgo en este tema.
Pero es muy difícil para mí imaginar que el nuevo congreso apruebe una
nueva ley sobre armas".
Incluso si el presidente tomara la iniciativa, dice, encontraría barreras institucionales en el camino.
El sistema estadounidense implica que mucha de
la legislación sobre armas es definida por los estados más que por el
gobierno federal. Connecticut cuenta con unas restricciones
relativamente fuertes para los estándares del país.
También habría que superar toda una serie de
limbos legales. La ley Brady, firmada por el presidente Bill Clinton en
1993, requiere que se compruebe el pasado de los compradores de armas,
para evitar que las adquieran personas con registros criminales o
historiales de enfermedad mental.
Pero el 40% de las ventas de armas no están
sujetas a esta legislación porque tienen lugar entre individuos
particulares, incluyendo ferias de armas o a través de internet.
Problema "clínico"
Incluso cuando se realizan estas comprobaciones éstas no son del todo rigurosas.
Jared Loughner, quien hirió a la congresista
estadounidense Gabrielle Giffords y mató a seis personas durante un
tiroteo en 2011 en Arizona, compró una pistola Glock 19 a pesar de haber
tenido altercados con la policía y ser expulsado de la universidad por
su comportamiento errático.
Aún así nunca fue encarcelado o se le realizó un examen mental.
Los defensores de la tenencia de armas argumentan que la respuesta está en el área clínica, no en nuevas regulaciones.
"Creo que es más un problema de salud mental que un problema de control de armas", asegura Jacobs.
Los que apoyan mayores regulaciones destacan el
hecho de que Estados Unidos registra 2,2 homicidios por arma de fuego
por cada 100.000 personas, en comparación con los 1,6 de Canadá, 1,0 de
Australia y 0,1 de Reino Unido y Gales, según un reporte publicado en
2012 por la oficina para el Crimen y Drogas de Naciones Unidas.
Pero incluso los más férreos defensores del
control de armas admiten que podría ser imposible implementar leyes de
armas similares a las de países como Reino Unido en Estados Unidos, una
nación que casi cuenta con un arma por ciudadano.
En último término, dice Goss, cualquier presión política por el cambio tendrá que proceder más de las bases que de los líderes.
"No creo que los líderes vayan a lidiar con esto", finalizó.
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