A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

miércoles, 26 de enero de 2011

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Cuaderno de Ciencias

Historia de Oliver, ¿un híbrido humano-chimpancé?


Corría la década de 1970, y desde los Estados Unidos, un extraño chimpancé llamado Oliver saltaba a la primera plana de los periódicos por su supuesta “humanidad”. Conozcamos antes su historia.

En 1960, Frank y Janet Berger, artistas circenses, importaron un chimpancé del Congo africano para sus números. Pronto quedó claro que Oliver era distinto al resto de simios entrenados por la pareja.

Por Miguel Artime.

Caminaba erguido sobre dos piernas buena parte del tiempo, tenía una cara más chata, la cabeza más pequeña y con menos pelo, y unas orejas puntiagudas.

Según cuentan, su inteligencia también era muy acusada, y cuando maduró sexualmente, rechazó a las de su especie y se sintió atraído por la señora Berger a la que acosaba constantemente.

Los Berger comenzaron a pensar que Oliver era algo más que un chimpancé, y vendieron a los cuatro vientos la idea de que el simio era en realidad un híbrido entre humano y chimpancé. Para resumir, un humancé.

A finales de los setenta, el diario Los Angeles Times dedicó un artículo a Oliver anunciándolo como "un eslabón perdido" o una nueva subespecie de chimpancé.

A raíz de la notoriedad alcanzada, los avispados japoneses se llevaron a Oliver a su país con la excusa de estudiarle científicamente aunque, en realidad, lo explotaron como una curiosidad en la televisión.

Allí fue donde se le realizó el primer análisis de ADN. Los chimpancés tienen 48 cromosomas, mientras que los humanos tenemos 46, así que se especuló que Oliver, en caso de ser un híbrido, tal vez pudiera tener 47.

Pincha aquí para ver la versión en castellano del documental.

¿Qué se descubrió entonces?

Le el resto del artículo en La triste historia de un chimpancé llamado Oliver.

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