A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

sábado, 18 de septiembre de 2010

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El escepticismo de Mark Twain es explorado en una exposición en Nueva York

Nueva York. (EFE).- El escritor Mark Twain, pseudónimo de Samuel Langhorne Clemens, y su visión crítica de la modernización de Estados Unidos a finales del siglo XIX protagonizan desde hoy una exposición en el Museo y Biblioteca Morgan de Nueva York.

"Twain se mostró siempre escéptico con el progreso humano y veía la industrialización como algo peligroso", explicó a Efe el comisario de la exposición y el experto en manuscritos y estudios literarios de Morgan, Declan Kiely.

A través de manuscritos, cartas, fotografías y primeras ediciones de algunas de las obras más conocidas de Twain (1835-1910), la exposición muestra la cara más comprometida del escritor a menudo oculta tras sus novelas aparentemente cómicas como "Un yanqui en la corte del Rey Arturo".

Parte de la vida de Twain coincidió con la expansión de la revolución industrial en Estados Unidos, hecho que preocupó al escritor cuyo corazón se dividía entre el miedo a que el fenómeno acabará con las tradiciones del Sur y el reto del progreso.

Su escepticismo recalcitrante acerca de la posibilidad de mejora del ser humano y de los beneficios de la industrialización se vieron reforzados por el avance del imperialismo europeo y las atrocidades cometidas en África y Asia, señaló el museo en un comunicado.

Twain fue, según Kiley, una "persona comprometida" hecho que queda reflejado en sus obras de no ficción "Vida en el Misisipi" (1883), novela autobiográfica con la que mostraba parte de la historia de Estados Unidos, y "Siguiendo el ecuador" (1897), una narración sarcástica de la indignación que sentía ante los crímenes de las metrópolis en las colonias.

Esas dos obras capitales de la carrera de Twain tienen un papel destacado en esta exposición ya que reúne manuscritos, ilustraciones y fotografías usados para su composición.

A pesar de sus dudas sobre las bondades del progreso, Twain hizo infructuosos intentos por participar del espíritu emprendedor que caracterizó la época.

Entre sus experimentos destaca un juego de memorización diseñado por él y que debía servir para recordar todo tipo de hechos y fechas.

La exposición, que se podrá ver hasta el 2 de enero de 2011, no olvida una de las novelas más celebres del escritor, "Las aventuras de Huckleberry Finn" (1885), y la recuerda con la muestra de una serie de páginas de la primera parte del libro que se creían perdidas y fueron recuperadas en 1990.

Esas primeras hojas recogen la travesía de Huck y Jim por el Misisipi así como también una canción picaresca que en el libro es cantada por un barquero y que se cree que el propio Twain entonó en el día de su boda.

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