A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

domingo, 6 de junio de 2010

ENTERATE

Mujeres indocumentadas viven el drama de la violencia doméstica

msanchez@elnuevoherald.com

Su marido la arrastró por el pelo. La empujó y la llamó prostituta. La tiró a la cama y la violó.

Pero Leticia Medrano no lo denunció ante las autoridades de Homestead. Como incontables inmigrantes sin papeles en Estados Unidos, temía más las consecuencias de acudir a la policía que cualquier abuso de su marido.

"Me decía: ‘Si tú vas a la policía, lo único que van hacer es aventarte pa'tras' '', afirmó Medrano, de 35 años. "Y pensé que a lo mejor sí es como él dice''.

Sobran razones por las cuáles las víctimas de la violencia doméstica son reacias a informar a la policía. Pero para aquellas que también son inmigrantes indocumentadas, las amenazas del abusador cobran un peso extraordinario.

Aunque el gobierno federal ofrece protección especial para estos casos, muchas víctimas mantienen el silencio por temor a la "migra'', al que dirá la gente, y al impacto de su rebeldía sobre los hijos que dejaron al otro lado de la frontera.

"En mi mente decía yo que lo iba dejar pero a la misma vez me ponía a pensar en mis hijos'', afirmó Medrano, quien emigró ilegalmente hace 10 años para limpiar casas, cosechar tomates y enviar dólares a su familia en San Luis Potosí. "Me chantajeaba con los niños en México, que me los iba a quitar''.

Historias como la de Medrano abundan en el sur del condado de Miami-Dade, donde vive una gran concentración de inmigrantes que trabajan ilegalmente en los proyectos de construcción, huertas y viveros de la región.

Más de 11,000 casos de violencia doméstica se reportaron en el condado el año pasado, desde acoso hasta homicidios, según un informe del Departamento de Policía de la Florida.

La situación parece más grave en Homestead y Florida City, que se cuentan entre las ciudades con los mayores índices de violencia doméstica del condado, de acuerdo con un análisis hecho por El Nuevo Herald.

"Las personas vienen todavía con los pensamientos de sus países de que las mujeres tienen que estar sometidas a los hombres'', apuntó Levis Torres, quien trabaja con comunidades hispanas y mayas para WeCount!, una organización que ayuda a los inmigrantes en Homestead. "Pero cuando vienen aquí, se dan cuenta de que las mujeres tienen más libertad. Ahí empieza el choque''.

Al nivel estatal, se reportó un promedio de 4.5 casos de violencia doméstica por cada 1,000 habitantes. Pero en Homestead y Florida City hay 10 y 27 casos por cada 1,000 habitantes, respectivamente.

La cifra de los casos no reportados también pudiera ser enorme. Pero muchos indocumentados no acuden a las autoridades locales por temor a ser denunciados a las agencias federales de inmigración.

"Tenemos siempre que estar educando a la comunidad acerca de que nuestro departamento no impone la ley migratoria, especialmente cuando se trata de víctimas de violencia doméstica'', declaró el capitán Kevin Kent, del Departamento de Policía de Homestead. "Pero toda esa cosa de la nueva ley migratoria en Arizona mete más miedo en sus corazones''.

No es el único miedo.

Muchas víctimas no acusan a sus parejas porque no saben si pueden sobrevivir económicamente solas.

"Muchas de estas mujeres dependen 100 por ciento del hombre'', comentó Mercedes Lorduy, abogada del Centro de Apoyo al Inmigrante de Florida, cuyos clientes son víctimas de la violencia doméstica en el área de Homestead, Florida City y los Everglades.



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