Reloj de arena
El reloj de arena es un instrumento mecánico que sirve para medir un determinado transcurso de tiempo,
desde el momento en que la arena comienza a caer del receptáculo o
bulbo superior al inferior, hasta que termina de hacerlo, y sólo requiere de la energía potencial de la gravedad para su funcionamiento.
Dado que el período que mide es fijo, aunque con ligeras variaciones, actualmente está en desuso, sustituyéndole el reloj de pulsera para conocer la hora, y el cronómetro para medir el tiempo preciso transcurrido entre dos sucesos.
Historia
Aunque se estima que su uso es muy antiguo, no hay evidencias
precisas sobre su origen. La primera evidencia concreta sobre la
existencia de los relojes de arena se puede encontrar en una pintura de Ambrogio Lorenzetti que data del año 1338.
Existieron en distintas épocas, de diversos tamaños y modelos, e
incluso se construyeron algunos tan grandes que eran capaces de medir un
día entero. En la época colonial se usaban mucho los relojes de arena.
Algunos afirman que los romanos los usaban durante la noche, o que también los pudo haber inventado un monje francés para medir los tiempos de meditación[cita requerida] meditación:descanso de la mente.
Aplicaciones actuales
En la actualidad, son por regla general pequeños, ya que se utilizan
con fines decorativos y para medir el tiempo en diversas actividades
cotidianas, como pueden ser el tiempo dedicado una actividad
de comprensión lectora, el tiempo requerido para arreglarse y salir de
casa, o el consagrado a un breve descanso. Hay incluso algunos programas
de televisión que los utilizan para tasar el tiempo que emplean los
concursantes en sus respectivos turnos. Muchos juegos de mesa incluyen
pequeños relojes de arena que miden cortos períodos de tiempo.
También existen relojes de arena compuestos de varios niveles o en
paquete de varios en un mismo contenedor que, aunque tienen similar
tamaño, miden distintos períodos. Son más comunes de encontrar aquellos
que miden períodos útiles de tiempo como 5, 7, 10, 15 ó 30 minutos por
día.
Mecanismo
Está formado por una pieza tridimensional de vidrio transparente en
forma de 8, compuesta por dos receptáculos o bulbos redondos de las
mismas dimensiones, en cuyo interior debe colocarse arena
fina, llenándose entre la mitad y tres cuartos de la capacidad de uno
de los bulbos, ya que por norma no debe quedar lleno ninguno de los
bulbos para el correcto funcionamiento del dispositivo. Ambos
receptáculos están comunicados entre sí por un orificio estrecho en el
centro.
Esta pieza de vidrio se complementa por un contenedor de metal o
madera, compuesto por dos bases cilíndricas en planos paralelos que,
normalmente, se unen mediante tres pilares, lo que permite colocar el
reloj verticalmente, de manera fija, para ser utilizado.
El orificio estrecho del centro permite que la arena se deslice a un
ritmo lento constante: conforme el bulbo superior se va vaciando, el
inferior se llena, poco a poco, evitando que pase toda la arena de
golpe, lo cual carecería de utilidad.
Funcionamiento
Aunque existen relojes de arena de tres o más niveles, y relojes de
arena compuestos, aquí sólo se alude al reloj de arena común de dos
niveles y su funcionamiento es como se describe a continuación :
Al inicio, el bulbo inferior permanece estático cargado de arena,
mientras que el superior permanece vacío; en ese momento no está en uso
el reloj. Cuando se voltea el reloj de tal forma que el bulbo que
contiene arena quede arriba, se inicia la cuenta del tiempo requerido y
la arena comienza a fluir hacia el bulbo inferior vacío por acción de la
gravedad.
La superficie superior de la arena del bulbo puede quedar de inicio
horizontal, o bien en un plano oblicuo (es decir, inclinado), lo cual
carece de relevancia, puesto que en cualquier caso el tiempo que tarda
en pasar toda la arena es aproximadamente el mismo. En la ilustración se
observa que la arena quedó cargada ligeramente del lado derecho.
Durante el transcurso de tiempo que la arena fluye del recipiente
superior al inferior, se realiza la actividad deseada, y al ver la
cantidad de arena que ha fluido en el interior del reloj, se tiene una
idea aproximada de cuánto tiempo falta para terminar, y cuánto ha
transcurrido, o si ya se terminó el tiempo, lo cual constituye el
principal propósito del mecanismo.[cita requerida]
Una vez que ha pasado toda la arena de un bulbo a otro, termina la
medición del tiempo requerido y puede observarse que han quedado algunos
gránulos en la parte superior y una pequeña montaña de arena en la
parte inferior, que se desvanece al más leve movimiento. Dada la
simetría del reloj de arena, si se desea, se le da vuelta una vez más, y
la arena vuelve a fluir como antes para medir otro lapso de tiempo como
el anterior, o bien se posterga esta operación a otro momento
conveniente.[cita requerida]
Los más grandes relojes de arena
El tamaño de un reloj de arena no es precisamente la cualidad más
decisiva a la hora de determinar el tiempo en el que la arena fluye de
un receptáculo al otro. Sin embargo, para que esto dure varios días o
semanas, el reloj tiene que ser bastante grande. Dos de estos gigantes
son la Rueda del Tiempo en Budapest
y el reloj de arena del Museo de Arena de Nima, en Japón. Con una
altura de ocho y seis metros y un tiempo de recorrido de un año
respectivamente, se encuentran entre los relojes más grandes del mundo.
Otro gigantesco se exhibe en la Plaza Roja de Moscú
desde julio de 2008. Se construyó como reclamo comercial utilizando
bolas en vez de arena y tiene una altura de 11,90 m y un peso de
cuarenta toneladas siendo, probablemente, el reloj de gravedad más
grande del mundo, aunque no de arena sino de bolas y con otro tipo de
finalidad que no es la de medir el tiempo.[cita requerida]
El reloj de arena más pequeño del mundo sólo mide 2,4 cm de largo. Fue fabricado en 1992 en la ciudad de Hamburgo, y necesita algo menos de cinco segundos para que la arena pase de un bulbo al otro.[cita requerida]
Simbología
El reloj de arena posee valor simbólico porque es el instrumento que
más visiblemente representa el fluir constante del tiempo. Un reloj de
arena, con el bulbo superior casi lleno de arena, representa el inicio
de la vida; con poco menos de la mitad de arena en el bulbo inferior, la
edad adulta, y con poca arena el bulbo superior, la proximidad de la
muerte.
Era común encontrarlo estampado en las banderas de los piratas, bajo
la calavera, como símbolo de la existencia fugaz del hombre.
En literatura, se utiliza como representación del paso del tiempo y
su consecuencia: la muerte, símbolo a su vez de la fugacidad del tiempo y
de la vida. Algunas representaciones simbólicas de la muerte presentan
el clásico esqueleto cubierto con túnica negra que, en una de sus manos,
lleva un reloj de arena.[cita requerida]
En informática, simboliza que el procesador está ocupado empleando tiempo en procesar una orden y/o comando determinado.[cita requerida]
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