A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

miércoles, 13 de mayo de 2009

QUE SABES SOBRE EL:...

Karma
De acuerdo con varias religiones orientales, el karma sería una energía metafísica (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas.

De acuerdo con las leyes del karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores. Es una creencia central en las doctrinas del ayyavazhi, el budismo, el hinduismo y el jainismo.

El sustantivo sánscrito kárman significa ‘acción’. Proviene de la raíz kri:

‘hacer’ (según el Unādi Sūtra 4.144).[1] Es errónea la etimología karana: ‘causa’ y manas: ‘mente’, en boga en Occidente.

Aunque estos credos expresan diferencias en el significado mismo de la palabra karma, tienen una base común de interpretación. Generalmente el karma se interpreta como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto.

En pali se dice kamma y en birmano kan.

Karma: no sólo acciones físicas

Tanto para el hinduismo como para el budismo, el karma no implica solamente las acciones físicas (como matar a otro ser humano), sino habría tres factores que generan reacciones:

los actos
las palabras
los pensamientos.


Tanto el budismo como el hinduismo creen que mediante la práctica de esas respectivas religiones, las personas pueden escapar del condicionamiento del karma y así liberarse de los cuatro sufrimientos (que se enumeran igual en ambas religiones):


nacimiento
enfermedad
vejez
muerte.

Karma y reencarnación

Usualmente se asocia el karma con la reencarnación, ya que una sola vida humana no alcanzaría para experimentar todos los efectos de las acciones realizadas («cobrar» todo el bien que se ha hecho o «pagar» todo el mal que se ha realizado en vida).


En religiones teístas (como el hinduismo o el cristianismo) existe el concepto de alma. Bajo el punto de vista del karma, la reencarnación sería la nueva encarnación del alma en un nuevo cuerpo físico, en tiempo futuro, en el útero de una nueva madre.


En el budismo, y en el hinduismo, el concepto de alma individual, o jiva-atman, es una chispa del Espíritu Divino (atman) que todos tenemos.

Se entiende que existe un estado de pureza y sabiduría original, latente pero dormido, en la vida de todos los seres humanos. En el concepto oriental el ser humano olvida su naturaleza superior y se identifica erróneamente con el cuerpo en cada nuevo nacimiento.


La reencarnación —o transmigración de las almas—, es el paso hacia la siguiente existencia física.

El karma determina las condiciones bajo las cuales el individuo vuelve a la vida. Sin embargo, el estado de pureza y sabiduría latente sigue intacto y desarrollándose lenta y progresivamente vida tras vida, en una especie de evolución espiritual del alma/cuerpo astral a través de numerosos cuerpos físicos y personajes, un largo viaje desde nuestra naturaleza inferior o animal hasta nuestra naturaleza superior o divina.

Recuerdo de vidas anteriores

El yogui, gurú y escritor Yogananda creía que todos los seres realizados (entre quienes contaba a Jesucristo o Buda) podrían recordar sus vidas.

En cambio al ser humano común y corriente no le ayudaría recordarlas, debido al peso emocional que eso acarrearía.

Por lo tanto el recuerdo de esas vidas está oculto, pero guardado en la «memoria del alma» hasta que la persona esté preparada para recordarlas sin daño emocional.

La mayoría de las escuelas budistas enseñan que mediante la meditación se puede llegar a un estado de superconsciencia llamado nirvana (samadhi en yoga), que es el fin de la existencia condicionada por el karma.

Algunas, como las del budismo nichiren, entienden que no es posible escapar al ciclo de la reencarnación. Por lo tanto, la práctica budista intenta que las personas alcancen un estado de paz y felicidad absoluta en esta misma vida.

Los niños prodigio

El karma y la reencarnación serían la manera en que los orientales trataban de explicar el fenómeno de los niños prodigio, que serían resultado de muchas vidas de práctica en ese don particular. Esos niños serían almas que de alguna manera podían aprovechar el talento aprendido en vidas anteriores, que estaría almacenado en una inaccesible memoria astral o registros akáshicos (anales en el éter, sustancia mítica invisible, más sutil que el aire).

Difusión en Occidente

La creencia en la «ley del karma» ha tenido una importante difusión gracias a la penetración en Occidente del budismo, el hinduismo y el yoga, así como diversas escuelas de ocultismo, como la rosacruz (1614), y la teosofía (de Helena Blavatsky, 1831-1891).


Durante el siglo XIX y XX, Occidente fue permeable a los conceptos religiosos provenientes de las antiguas colonias británicas y francesas en Asia.

Los creyentes en el karma sostienen que las injusticias sociales son simplemente la reacción de las malas acciones que habrían cometido las actuales víctimas en vidas pasadas.

Cada víctima estaría sufriendo exactamente lo que hizo sufrir a otros (ni más, ni menos). Gandhi (1869-1948) —a pesar de que era adepto a las ideas del karma y la reencarnación—, luchó de todos modos contra la injusticia, aunque se desconoce el basamento doctrinal en que se apoyaba.


Otros creyentes sostienen que el karma explica el sufrimiento de las víctimas, pero no libra de la obligación de ayudarlas. La persona que no cumpliera con esa obligación estaría generando karma negativo (y en su siguiente vida será una víctima a la que nadie ayudará).


Los grandes yoguis han recordado las responsabilidades y obligaciones que el karma implica, por ejemplo Swami Sivananda, en su libro Senda divina (de ahimsa a la muerte), capítulo 34 dedicado al karma, página 247, dice:


Si oprimes a una persona, sufrirás opresión en otra vida y cosecharás el fruto de la semilla que sembraste en esta vida.

Si alimentas al pobre, tendrás abundancia de alimentos en otra vida. Si todo el mundo comprendiese esta ley correctamente y cumpliese con sus deberes diarios cuidadosamente la humanidad se elevaría hasta alturas sublimes.


Quizá la primera difusión registrada sea cuando Alejandro Magno (356-323 a. C.) volvió de su conquista de la India, pues pidió que le acompañaran a Grecia lamas y yoguis para que enseñaran sus doctrinas.[cita requerida] Es lógico pensar que deben de haber intercambiado ideas con los filósofos griegos.


Poco más tarde, el emperador indio Aśoka (304-232 a. C.) envió misioneros budistas a muchos países


En Alejandría hubo una escuela de budismo con monjes budistas.[cita requerida]
La doctrina de la
reencarnación era común entre parte de los primeros cristianos y judíos y fue prohibida por el emperador Justiniano I el año 543, pese a la oposición del papa, que fue encarcelado


La mayoría de la iglesia rechazó progresivamente la doctrina, o tendría que enfrentarse al poder del emperador, jefe en la práctica de la iglesia oficial del estado, pues eran los emperadores quienes convocaban los concilios, no los papas.

La reencarnación nunca fue condenada oficialmente por un papa, simplemente quedó relegada al olvido.

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