A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

domingo, 22 de marzo de 2009

QUE SABES SOBRE:...

Piratería

La piratería es una práctica, probablemente tan antigua como la navegación misma, que consiste en que una embarcación privada o una estatal amotinada ataca a otra en aguas internacionales o en lugares no sometidos a la jurisdicción de ningún Estado, con el propósito de robar su carga, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y muchas veces apoderarse de la nave misma.
Su definición según el Derecho Internacional puede encontrarse en el artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.[
Junto con la actividad de los piratas que robaban por su propia cuenta por su afán de lucro, cabe mencionar los corsarios, un marino particular contratado que servía en naves privadas con patente de corso para atacar naves de un país enemigo.
La distinción entre pirata y corsario es necesariamente parcial, pues corsarios como Francis Drake o la flota francesa en la Batalla de la Isla Terceira fueron considerados vulgares piratas por las autoridades españolas, ya que no existía una guerra declarada con sus naciones. Sin embargo, el disponer de una patente de corso sí ofrecía ciertas garantías de ser tratado como soldado de otro ejército y no como un simple ladrón y asesino; al mismo tiempo acarreaba ciertas obligaciones.

Etimología
Según algunos autores, la voz pirata viene del latín pirāta que por su parte procedería del griego πειρατης (peiratés) compuesta por πειρα, -ας (peira), que significa «prueba»; a su vez deriva del verbo πειραω (peiraoo), que significa «esforzarse», «tratar de», «intentar la fortuna en las aventuras».

Otros autores abogan porque proviene del griego pyros (fuego). El fundamento que se alega es que tras un acto típico de amotinamiento en un barco, para eliminar cualquier tipo de pruebas y toda posibilidad de buscar culpables finalmente se le prendía fuego, no sabiendo por tanto quien había muerto en la trifulca y quien no, resultaba prácticamente imposible encontrar algún culpable si se daba a todos por desaparecidos.
Siendo por tanto el término pirata equivalente a incendiario. En este sentido el término pirata fue usado con anterioridad como actos puntuales de amotinados y saquedaroes y no sólo referente al mar.
Cuando esto era así aun no existían piratas en el concepto que más tarde se implantó. Como suele suceder en todas las épocas una voz aplicada para denominar a un determinado colectivo, en base a un determinado hecho, dicha voz se acaba generalizando a un rango mayor y menos específico y fue aplicado a todo saqueador en general, y más específicamente a los squeadores del mar (toda vez que existían múltiples voces para designar a los "saqueadores de tierra"), quemara ya, o no, el barco.
Cuando más adelante en el tiempo ya los saqueadores se organizan surcando el mar y no necesariamente como resultado de un amotinamiento tienen la necesidad de reparar su propio barco (dañado por los ataques o por lo embates del mar) y por supuesto de apropiarse el ajeno. Sin embargo el barco abandonado en la mayoría de los casos seguía siendo incendiado.

A partir de entonces la voz ha sufrido muchos cambios, perdiendo la exclusiva como sinónimo de incendiario. La voz pirata provenía originariamente de la
pirotecnia y de los inevitables accidentes asociados por los artesanos que militar o civilmente ocurrían de cuando en cuando.
No hay que olvidar que la pirotecnia fue introducida a occidente por los árabes en la forma de fuegos artificiales y que ésto tomaron en parte de Asia y en parte remanente del esplendor romano .
La voz no aparece antes de la invención de la pólvora y es notable que durante los siglos en que duró la piratería de forma "oficial" los progresos en pirotecnia quedaron estancados, siendo estos siglos los XVI, XVII, XVIII y mediados del XIX. Lo que se supone debido a que los gobiernos monopolizaron la industria de la pólvora.

Al hablar de piratas, resulta más propio desde un punto histórico hablar de
navíos que de barcos, no obstante a fecha de hoy usamos ambiguamente barco como sinónimo de casi cualquier embarcación.

Este término califica a las acciones llevadas a cabo por personas en embarcaciones y, desde mediados del siglo XX, en aviones, para retener por la fuerza a las tripulaciones y pasajeros, así como a los propios transportes.
Esta definición es dada por organismos como la ONU o la Real Academia de la Lengua.[3] Sin embargo, varios autores expertos en piratería, como el alemán Wolfram ZuMondfeld, amplían la piratería a aquellos ataques realizados desde el mar contra buques y posiciones en tierra para robar o conquistar, pero sin hacerlo en nombre de ningún Estado, al menos oficialmente.

Los términos
filibustero y bucanero, más específicos, están relacionados con la piratería en el Mar Caribe.

Antigüedad

Las zonas de mayor actividad de los piratas coincidían con las de mayor tráfico de mercancías y de personas. La primeras referencias históricas sobre la piratería datan del
siglo V a. C., en la llamada Costa de los piratas, en el Golfo Pérsico. Su actividad se mantuvo durante toda la Antigüedad. Otras zonas afectadas fueron el Mar Mediterráneo y el Mar de China.

Grecia y Egipto
Anque los datos no son muy abundantes, por los mitos sabemos que los griegos clásicos fueron buenos piratas. Uno de los más famosos fue Jasón, quien guió a los Argonautas hasta La Cólquida en busca del Vellocino de oro, lo que, aunque no entre en la definición española de piratería, para algunos es, sin ningún género de dudas, un acto de piratería (personas que vienen por mar para robar

También Ulises u Odiseo, según las traducciones griega o latina, realizó varios actos de piratería en su regreso a Ítaca, como narra Homero en la Odisea.

Con estos dos ejemplos podemos ver una constante que se repetirá a lo largo de los siglos. Los piratas son, en muchas ocasiones, considerados héroes nacionales en sus países, pese a practicar lo que en tierra se llamaría
robo y secuestro.
Especialmente en una sociedad como la griega, donde el oficio de las armas era reconocido y estimado, un motivo que llevaba a glorificar, en lugar de denostar, actos como el citado de Jasón. Debe tenerse en cuenta que el oficio de mercenario, si bien es verdad que es llevado a cabo en tierra, no tenía connotaciones negativas como las tiene actualmente

Uno de los piratas griegos más famosos de los que sí se tienen referencias fue
Plutarco de Samos, quien en el siglo VI a. C. saqueó toda Asia Menor en diferentes expediciones y llegó a reunir más de 100 barcosTambién los egipcios consideraban piratas a los Pueblos del Mar porque la principal expedición contra ellos llegó por esta vía. Sin embargo, muchos otros autores no comparten esta clasificación porque los Pueblos del Mar sólo fueron marineros en el último momento de su historia

Roma

Trirreme romana en un mosaico tunecino.

En la época final de la
República, los piratas en el Mediterráneo llegaron a convertirse en un peligro, desde sus bases primero al sur de Asia Menor en las montañosas costas de Cilicia y más tarde por todo el Mediterráneo, puesto que impedían el comercio e interrumpían las líneas de suministro de Roma.

A diferencia de siglos posteriores, los piratas de la Antigüedad no buscaban tanto joyas y metales preciosos como personas. Las sociedades de aquella época solían ser en su mayoría
esclavistas, y la captura de personas para ser vendidas como esclavos resultaba una práctica altamente lucrativa.[5] Pero también se buscaban piedras preciosas, metales preciosos, esencias, telas, sal, tintes, vino y otros tipos de mercancías que solían transportarse en los barcos mercantes, caso de los fenicios.

Uno de los casos más conocidos de piratería contra las líneas de navegación lo protagonizó Julio César, que llegó a ser prisionero de los piratas cilicios (75 a. C.). Plutarco en Vidas paralelas cuenta que el jefe cilicio estimaba el rescate en 20 talentos de oro, a lo que el joven César le espetó: «¿Veinte? Si conocieras tu negocio, sabrías que valgo por lo menos 50».
El cautiverio duró 38 días, en los cuales el rehén amenazó a sus captores con crucificarlos. Finalmente el rescate se pagó y el futuro cónsul de Roma fue liberado. Pero no estaba afectado por lo que hoy llamaríamos el Síndrome de Estocolmo; pues cuando recobró la libertad, organizó una expedición, pagada con su propio dinero, durante la que apresó a sus captores y los crucificó a todos
La piratería, sobre todo la perpetrada por piratas cilicios, alcanzó niveles preocupantes para Roma hacia el final de la República.
En el 67 a. C., el senado romano nombró a Pompeyo procónsul de los mares, lo que significaba que se le otorgó el mando supremo del Mare Nostrum (el Mar Mediterráneo) y de sus costas hasta 75 km mar adentro.
Se le concedieron todos los ejércitos que se encontrasen a las costas del Mediterráneo, contando así con unos 150.000 efectivos, así como el derecho de tomar del tesoro la cantidad que necesitase. Finalmente, se le proveyó con una flota bien pertrechada.
En diversas operaciones eliminó en cuarenta días a todos los piratas de Sicilia e Italia y, tras el asedio y toma de Coracesion, a los piratas de Cilicia, acabando así, en cuarenta y nueve días, con los piratas de la zona oriental del Mediterráneo. Asimismo debe apuntarse que dichos piratas sólo presentaron la resistencia imprescindible para poder solicitar una rendición honrosa.

Sin embargo, fue un romano el que cerró ese periodo de paz naval y se convirtió en uno de los grandes piratas de este pueblo, pero en lucha contra sus propios ciudadanos.
Sexto Pompeyo se levantó contra Roma hacia el 30 a. C. y comenzó a realizar acciones que le permitieron reunir riquezas suficiente con las que armar una flota propia.
Con esta escuadra logró tomar las islas de Sicilia y Cerdeña hasta que Octavio Augusto lanzó contra él una flota que le derrotó y le obligó a navegar hasta el Mediterráneo Oriental para pedir refugio a Marco Antonio.
Este, aún no enemistado con Octavio, lo ejecutó y envió su cabeza al segundo triunvirato de Roma.
CONTINUARA.....

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