A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

martes, 10 de mayo de 2011

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La cabeza de un guerrero maorí regresa a casa




Las cabezas maorí han permanecido en Francia desde 1875.



La cabeza de un guerrero maorí, momificada y en la cual se pueden apreciar una serie de tatuajes, inició este lunes el viaje a Nueva Zelanda después de pasar más de un siglo en un museo en Francia.

La devolución oficial del "toi moko" marca el fin de una campaña que los líderes maoríes y las autoridades neozelandesas han impulsado durante años.

Con la devolución de la cabeza que ha permanecido en el museo de Rouen desde 1875, Nueva Zelanda ha recuperado más de 300 ejemplares que habían estado dispersas en diferentes países del mundo.

Los directores del museo aseguran que no saben cómo llegó la cabeza a su colección, que formó parte de la exhibición prehistórica del museo hasta 1996.

"En ese momento se comparaba lo 'salvaje' de otras partes del mundo con nuestros propios cavernícolas", explicó el director del museo a la agencia de noticias AP, Sebastien Minchin.

Se considera que hay alrededor de 15 reliquias similares en Francia y cerca de 500 en el mundo.

Cráneos por encargoNueva Zelanda comenzó con su campaña para el regreso de las cabezas maorí en la década de los años ochenta, pero las leyes en Francia prohibían la devolución de objetos culturales.

"Esta ocasión es de mucha alegría pero también es un momento de reflexión por la travesía de estos tupuna (antepasados)"

Michelle Hippolite, líder maorí
La alcaldía de Rouen votó a favor de regresar los cráneos en 2007, pero la decisión fue anulada por el entonces ministro de Cultura temiendo que pudiera crear un precedente para que otros países reclamen objetos que fueron extraídos de sus territorios en el pasado.

Pero en los últimos años ha habido un cambio de posición que ha permitido la entrega de las cabezas al museo Te Papa de Wellington.

"El gobierno francés ha facilitado a Te Papa, en nombre del pueblo maorí, traer a nuestros ancestros a casa", comentó la líder maorí Michelle Hippolite al periódico Dominion Post.

"Esta ocasión es de mucha alegría pero también es un momento de reflexión por la travesía de estos tupuna (antepasados)".

Los maoríes solían quedarse con las cabezas como trofeos de guerra, pero luego se convirtieron en objetos de deseo por exploradores de occidente.

La demanda fue tanta alta que se cree que se asesinaban a personas para quedarse con sus cabezas o se tatuaban a esclavos para después matarlos.

Una vez que las cabezas regresen a Nueva Zelanda serán sometidas a pruebas de ADN para determinar su origen y ofrecerles un funeral para que puedan descansar en paz.

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