A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

lunes, 14 de octubre de 2013

ENTERATE...El Sinaí, la "guerra contra el terror" egipcia que no distingue civiles de militantes

Edificio destruido en Sinaí
El Sinaí se ha escurrido del control estatal desde la caída de Mubarak.
Vidrios crujen debajo de mis pies cuando entro de puntillas a una casa abandonada.
Este fue una vez el hogar de un comerciante beduino, pero ha permanecido vacío desde que fue blanco de un tanque.
Mi viaje a El Mehdiya, una pequeña villa en el norte del Sinaí, no fue fácil.
El gobierno de Egipto dice que está luchando una guerra contra el terror y ha declarado a la península una zona militar. Los periodistas son desalentados a viajar por este territorio.
Desde el colapso del aparato de seguridad de Hosni Mubarak, el Sinaí se escurrido del control del gobierno central y su desértico terreno ahora ofrece suelo fértil para grupos yihadistas que se han establecido aquí.
La insurgencia ha ganado terreno desde que los militares depusieron al presidente islámico Mohamed Morsi tres meses atrás.
En la actualidad, la policía y los soldados desplegados en el Sinaí sufren casi un ataque por día. Los yihadistas dicen que incluso han atacado en la capital, El Cairo.
Ahora, el Estado egipcio contraataca.
Pero en la tela de retazos que forman las poblaciones del norte del Sinaí, los habitantes dicen que no se hace distinción entre los militantes y los civiles.

Operativos

Casa después de un ataque
Durante el día, muchos abandonan sus casas por temor a un ataque.
En los vecinos El Mehdiya y El Muqataa, las casas están hechas añicos. La población local está enojada y confundida.
"Vi a un helicóptero sobrevolando mi casa. Un segundo después, vi el edificio derrumbarse. Mi hija de 9 años estaba adentro", cuenta Ibrahim, un granjero.
"Ellos lo llaman guerra contra el terror, pero ¿son mis hijos terroristas?", añade.
Durante las horas del día, la mayoría de los habitantes dejan sus casas por temor a un ataque por tierra o por aire.
La operación de hoy tuvo como blanco barriles que contenían combustible. Su destino era que fueran contrabandeados a través de túneles subterráneos a Gaza.
Estos túneles son un gran negocio tras décadas de abandono por parte del poder central.
Sin acceso a un empleo formal, muchos habitantes del Sinaí fueron atraidos por prácticas ilícitas.

Rodeados por ambos lados

Casa destrozada
Los habitantes del Sinaí se sienten castigados por vivir cerca de militantes.
Said es el hermano de un prominente jeque cuya casa también ha sido destruida.
"Somos castigados por vivir cerca de ellos", dice con enojo, refiriéndose a los militantes que han llegado al Sinaí.
"Cuando escuché por primera vez que soldados habían sido atacados, sentí pena, pero ya no. Los soldados no distinguen entre el culpable y el inocente, tiran contra todo".
La gente dice que en las casas de los alrededores viven yihadistas de Ansar Bayt al-Maqdis, un grupo que se adjudicó el intento de asesinato del ministro del Interior egipcio el mes pasado.
Pero en el lugar me encuentro con un anciano sentado en un viejo colchón sobre la arena que solía vivir en el vecindario. Su casa fue blanco de un ataque contra las propiedades que presuntamente pertenecen a los militantes.
"Mi mujer y mis hijas estaban en la casa cuando el ejército llegó. Les ordenaron que salieran, colocaron explosivos en las cuatro esquinas de la construcción y la volaron. No quedó nada".
Mientras habla, el anciano se aferra nerviosamente a su casaca arruinada. Todo lo que poseía fue destruido en la voladura. La ropa que viste es la única que le queda.
Le pregunto por qué los militares destruyeron su casa. "Querría poder entenderlo", suspira.
"Mi hijo ha sido arrestado. Quizás pensaron que era militante, pero él trabaja conmigo todos los días. Somos gente inocente, pero parece que nos quieren convertir en terroristas".
Los grupos yihadistas están capitalizando esta sensación de aislamiento e injusticia, haciendo llamados a la población local para unirse en contra del Estado.
Un comunicado aparecido en internet firmado por uno de estos grupos amenazaba a cualquiera que quisiera ayudar a los soldados: "Los agentes de la traición solo recibirán la espada".
Pero aunque el apoyo al ejército es muy bajo en El Mehdiya, algunos todavía parecen dispuestos a perdonar sus excesos.

Daños colaterales

Edificio destruido.
Los grupos yihadistas están capitalizando esta sensación de aislamiento e injusticia.
Luego de que cae la noche encuentro en su casa al jeque Abdel Hadi, un líder local, quien dice que los daños colaterales en una campaña militar son entendibles.
"Ellos no conocen el territorio y, por supuesto, cometen errores", me dice y agrega: "Los hijos del Sinaí no trabajan en contra del ejército, de hecho, yo les he dado mi hijo para que cumpla servicio activo. Quiero que se una a la lucha contra el terrorismo".
Los militares egipcios dicen que están tratando de restaurar el orden en un país absolutamente polarizado.
Pero mientras manejo entre casas chamuscadas en El Mehdiya, me pregunto cuánto más podrán soportar sus habitantes.
Y si la campaña militar no está en realidad empujando a la población local directa a los brazos de los militantes.

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