A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

lunes, 30 de agosto de 2010

ENTERATE

Resulta ser una ex modelo que ahora tiene 52 años y que demanda a la banda por usar, sin permiso, su imagen juvenil para la portada de Contra»


¿Lo indie contra lo fashion, lo digital contra lo glamuroso, la musa contra el creador? De todo se ve en América, incluso que la misteriosa musa rubia de la banda indie rock de moda, Vampire Weekend, les lleve a juicio por haber puesto su foto en la portada de su disco sin permiso.

A lo mejor si fuese una de tantas «teenagers» acostumbradas a ver la imagen de todo el mundo dando tumbos por internet se habría sentido halagada. Pero ha resultado ser Ann Kirsten Kennis, una antigua modelo que ahora tiene 52 años. Y en su época se cobraban derechos de imagen. Muchos.

A esta historia no le haría ascos ningún guionista de cine. Vampire Weekend es un grupo revelación creado en Nueva York en 2006, que desde que en 2008 sacó su primer ábum, que se llama igual que ellos, no ha parado de arrasar en Estados Unidos y el Reino Unido. Estudiantes de la Universidad de Columbia, venden su producto bajo denominaciones tan carismáticas como Upper West Soweto, lo cual viene a sugerir que son cuatro niños bien que han viajado mucho y que hacen una música muy refrescante y agradable, llena de ecos africanos y exóticos.

Por la estética que cultivan podrían ser los Hombres G americanos, por supuesto con mucha más música que ofrecer. Pero en un mundo en que se exige ser alternativo y casi marginal por contrato, ellos han sabido darle al pedal de la ironía y aparecer en el escenario vestidos como alumnos de una «prep school», la escuela preparatoria para pijos. La gente culta se acordará de que en «Love Story» Jenny todo el rato embroma a Oliver llamándole «preppie».

La elección de una chica rubia de delicioso aspecto trasnochado, un auténtico bomboncito «preppie», fue una guinda de estilo y de misterio para la portada de su último álbum, «Contra», lanzado en enero de este año. Los de Vampire Weekend no dudaron en alimentar el morbo afirmando que su misteriosa musa vivía en Malibú.

Acción... reacción

Hasta aquí la leyenda indie. Y ahora llega la reacción fashion. Resulta que la protagonista de la foto no sólo no vive en Malibú sino que hace mucho tiempo que no tiene el aspecto que se ve en la foto polaroid que dio pie a la portada del disco.

Ann Kirsten Kennis tiene 52 años. Cuando su hija adolescente le enseñó la imagen, que estaba viendo por internet, le pasó el tiempo por encima como un tren bala: acababa de completar un ciclo de quimioterapia para combatir un cáncer de pecho, su pelo perdido apenas empezaba a rebrotar y de repente allí estaba aquella visión angélica de sí misma para recordarle que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Aunque sólo sea porque en el pasado a ella le pagaban una pasta cada vez que se usaba su imagen para vender algo. Que se usó muchas veces y para vender muchas cosas. El delicado rostro de Ann Kirsten Kennis se asoció en los años 80 y 90 a toda clase de primeras marcas y hasta apareció en la cubierta de una novela romántica, según cuenta Vanity Fair.
Entonces ni corta ni perezosa les puso un pleito. A los de Vampire Weekend, sí. Les reclama dos millones de dólares por apropiación indebida de imagen. Digamos que más que halagada, Ann Kirsten Kennis se siente explotada y estafada. Más cuando la primera versión del grupo fue que ellos compraron legalmente la foto al fotógrafo que asegura que la hizo, un tal Tod Brody. Según su versión aquella fue una de tantas polaroids que se toman para hacer pruebas de las modelos durante un casting o una sesión fotográfica.

El compromiso tácito es que no salgan por ningún lado –precisamente porque la imagen de las modelos está sujeta a derechos- pero él dice que conservó ésta porque le gustaba mucho, y que la tuvo mucho tiempo colgada de un corcho en la pared de su estudio. Hasta que los de Vampire Weekend la vieron, también les gustó y, según algunas versiones, pagaron 5.000 dólares por ella.

¿Verdadero o falso? Porque Ann Kirsten Kennis niega la mayor en primer lugar: según ella esa foto nunca la tomó Brody, un fotógrafo que es verdad que está muy desprestigiado, con la red llena de truculentas denuncias contra él.

¿Será verdad que han recurrido a él de tapadera de un negocio innoble? Porque la retratada asegura que quien la retrató fue su madre, con la polaroid familiar y en la cocina de su casa. De ser así no habría posibilidad para Vampire Weekend de escudarse en que ellos ya pagaron sus derechos al fotógrafo, porque este no sería quien ellos dicen.

Evidentemente hay quién se pregunta: ¿y si la foto la hizo la madre de la chica, cómo ha ido a parar a la portada de un disco indie rock? Claro que los caminos de las imágenes son inescrutables en la era digital.

Además hay un turbio asunto, una supuesta autorización para usar la imagen, donde Ann Kirsten Kennis habría firmado su consentimiento cobrando la tarifa simbólica de un dólar. ¿Por qué iba a hacer eso y después ponerles un pleito?

Si como todos los indicios apuntan este papel está falsificado, la modelo tiene las de ganar y Vampire Weekend todas las de perder.

No sería la primera vez que se reclaman porcentajes millonarios de la venta de un producto alegando que la imagen de uno ha ayudado a venderlo y que no ha sido compensado por ello. «Contra» lleva vendidas 377.000 copias sólo en los Estados Unidos.

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