A MI MANERA. ISABEL PANTOJA

sábado, 25 de octubre de 2008

ARQUEOLOGIA




TEORIA DEL ORIGEN DEL ARTE PALEOLÍTICO.

El valle del ebro posible cuna del arte paleolítico.
JOSEP M JOANA TORRES.

He dedicado mucha atención al repaso de bibliografía sobre el arte paleolítico y no he sido capaz de encontrar hipótesis alguna que nos hable de su origen.

Sí se menciona, en ciertos casos, las circunstancias que creen lo hicieron posible, pero no conozco que se haya formulado ninguna tesis sobre su nacimiento.

El hecho de haber podido disponer de cientos de representaciones de homínidos y animales de material lítico, me ha permitido elaborar mi propia teoría sobre la aparición del arte, una vez estudiadas aquéllas concienzudamente.

El arte paleolítico es de una sencillez extraordinaria. Me lo encontré repentinamente, me di cuenta que aquellas piedras que tanto me preocupaban y no lograba clasificar representaban a personas y animales. Sentí una gran emoción acompañada de una alegría profunda que no era capaz de contener.

Al instante me di cuenta que era un hallazgo totalmente novedoso que podía tener gran trascendencia en el futuro.

Era el arte más antiguo que se conocía y del que no existía noticia alguna.

A partir de aquel momento comprendí mucho mejor los orígenes de nuestros ancestros, especialmente su capacidad intelectual, al comprobar que hacía muchísimos miles de años que el hombre era capaz de hacer razonamientos abstractos, como atestiguan estas antiquísimas piedras cuyo origen creo que cabalga entre el final del Paleolítico Inferior y principios del Medio.

Fue maravilloso ver los primeros balbuceos del hombre para representarse a sí mismo y a los animales que estaban a su alrededor.

En aquellos remotísimos tiempos, las especies de homínido existentes tenían una idea propia y del entorno en que vivían muy clara, conocían a la perfección la misión de cada uno de los sentidos, vista, oído, gusto y olfato.

Precisamente estos signos son los que destacan en las reproducciones en piedra de la propia especie y de la fauna existente en aquellos tiempos. No hay duda alguna que el modelado de las cosas animadas constituyen la cuna del arte mueble.

Dije anteriormente, y lo confirmo nuevamente, que para entender mejor la sencillez de los primitivos intenté despojarme de la mayor parte de la cultura acumulada por el hombre a través de los siglos; procuré identificarme con la naturaleza.

Si realizamos un examen profundo, vemos el esfuerzo extraordinario que es necesario realizar para deshacernos de todo lo adquirido y así intentar pensar como posiblemente hacían nuestros remotos predecesores hace miles y miles de años.

Si analizamos con atención los tratados de arte primitivo, sobre todo los referidos al arte mueble, observamos que sus orígenes son muy pobres y pasamos prácticamente de la nada a la perfección, es decir, al todo.

Esto no es lógico, ya que la humanidad, para dar cada uno de sus pasos, ha necesitado un período de maduración y aprendizaje que en la mayoría de los casos se cifra en miles de años.

Forzosamente han de existir unos antecedentes logrados muy lentamente a través de decenas de milenios que fueron los que allanaron el camino para que el arte pudiera manifestarse con todo su esplendor en las épocas postpaleolíticas y protophistóricas.

Estas manifestaciones artísticas de las que doy noticia empezaron a elaborarse con piedra tallada y, desde luego, decenas de miles de años antes que las obras artísticas paleolíticas conocidas, hechas en piedra u otros materiales pero empleando técnicas más avanzadas.

Si nos referimos a la gran perfección del arte paleolítico convencional, conseguido sobre hueso o marfil, no hay lugar a dudas que se encuentran a faltar unos principios, hechos con materiales mucho más comunes y abundantes como es la piedra.

Estos precedentes son precisamente las piedras talladas a que hago referencia y son el objeto de esta publicación.


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